705 km. de ilusión contra el cáncer para un joven de Brunete que realiza el Camino de Santiago en 25 días

Madrid - 01/08/2017
705 km. de ilusión contra el cáncer para un joven de Brunete que realiza el Camino de Santiago en 25 días

Un reto contra el cáncer que se hizo realidad el 24 julio en plena plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, en la víspera de la fiesta patronal de la ciudad, de toda Galicia y del resto de España, de su día grande.

Borja Uceda, de 34 años, empleado municipal de Brunete y entrenador de un equipo cadete de fútbol sala cumplió su tercer Camino de Santiago consecutivo; pero el tercero, compuesto de 24 etapas, con un lema especial: ‘705 kilómetros de ilusión contra el cáncer infantil’.

Uceda partió en la soleada mañana del viernes 30 de junio desde la plaza Mayor, después de escuchar una misa donde el párroco pidió por él y por su ilusionante viaje que estaba a punto de iniciar. Josefina Ovejero, delegada de la AECC en Brunete y María Maldonado, coordinadora de la Zona Oeste de Sedes Locales de la AECC de Madrid, estuvieron junto al protagonista en su salida.

Acompañado por su vecino y amigo Rafael Granizo, un amante del Camino y autor del libro ‘Procopio y Hurtadillo, un servidor en el Camino de Santiago’, se dirigió hasta Segovia. Desde allí, donde Isabel la Católica fue proclamada reina de Castilla 542 años antes, parte en solitario para completar su reto, una de las numerosas iniciativas contra el cáncer que la AECC ha recogido a través de su página web procedentes de todas las partes de España.

Tras su andadura en solitario desde Segovia a Sarria, localidad lucense situada a poco más de cien kilómetros de Santiago, aparecen cinco jóvenes rapados -haciendo un guiño a los enfermos de cáncer-, de 14 años, pertenecientes a su equipo cadete federado de fútbol sala, el E.D. Brunete, para acompañarle en el último tramo del recorrido. Hugo, Nicolás, Diego, David y Pablo, que habían llegado en tren procedentes de Madrid y ataviados con zapatillas, calcetines antiampollas, camiseta técnica, pantalón corto, gorra, chubasquero y hasta bastones de ‘traiking’, indumentaria patrocinada por Isa&Ros Herbolario y Soria Natural, y que no dudaron en completar los kilómetros de las cinco etapas restantes -alguna nocturna incluida- hasta llegar a la meta junto a su entrenador.

“Hasta Valladolid, sol y calor; incluso en Astorga, en pleno León, nos acompañaron las buenas temperaturas; pero de El Cebrero u O Cebreiro, como se dice en gallego, en adelante, nublado, lluvia e incluso frío”, cuenta el caminante, que no cesó de responder a las preguntas de periodistas con los que se encontraba o le llamaban por teléfono según iba acercándose al objetivo. “Un gran número de medios se ha interesado por el reto, desde la agencia EFE a la Televisión de Galicia, pasando por el programa ‘España directo’, de TVE, diarios locales y regionales…”, cuenta Uceda.

Las noches las pasó en albergues municipales y privados, casas rurales, centros de la Xunta de Galicia… cuyos precios oscilaron entre 6 y 10 euros la estancia. En cuanto a los menús diarios, recurrió principalmente al denominado como ‘del peregrino’, de unos 10 euros, con tres primeros y otro tanto de segundos a elegir, más postre, bebida y café. “Todo fue costeado por nosotros”, afirma Uceda.

El tramo más largo que llegó a hacer fue de unos 45 kilómetros, en plena meseta castellana. En Medica de Rioseco, en Valladolid, pasó dos noches en el Monasterio de la Purísima Concepción, atendido por monjas clarisas, camino de Santervás de Campos, último pueblo al norte de la provincia pucelana. “Allí tuve un encuentro con sor Piedad, que se encuentra luchando con un proceso de cáncer”, cuenta Uceda.

Tras 25 días caminando, los últimos arropado por la juventud y empuje de sus cinco pupilos, el caminante brunetense arribó a la plaza del Obradoiro, en donde “me impactó más el sonido de la gaita de un músico callejero situado en los soportales de la plaza que la fachada de la catedral, repleta de andamios”. El reto se logró. Alrededor de un millar de euros para la investigación del cáncer infantil, aportados a través de la web de la AECC por patrocinadores, familiares y amigos, según iban pasando los días, fue la recompensa “repleta de ilusión”, como cuenta Borja, que espera afrontar nuevos retos en un futuro. “En principio, mi motivación era por todos los enfermos de cáncer, ya que entre mis familiares cercanos no tenía casos, aunque durante el camino me comunicaron el fallecimiento de Christian, un primo mío, que con solo 25 años nos dejó por culpa de la enfermedad. Me pilló en la etapa de Segovia”, se lamenta, y al que dedicó también el reto acabado de conseguir.

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