Camina desde Tomelloso a Madrid para agradecer al voluntariado de la AECC del Gregorio Marañón el trato dispensado a su padre
Una semana ha tardado Jesús Lara Ramos en recorrer los más de 180 kilómetros que separan su casa de Tomelloso, en Ciudad Real, con el hospital Gregorio Marañón de Madrid. Y lo ha hecho caminando, ataviado con una vistosa capa de la hermandad de Nuestra Señora del Mayor Dolor de la localidad manchega, que le ha acompañado a través de una imagen que portaba y que no se cansaba de mostrar durante el recorrido, tocando el tradicional tambor de la hermandad y con el solo apoyo de su mujer, a los mandos del vehículo familiar, recorriendo carreteras -con chaleco reflectante-, caminos y bajo jornadas en las que el frío y las primeras lluvias otoñales le han acompañado también.
El objetivo del reto de este joven tomellosero, siempre con su mascarilla de protección sobre el rostro a lo largo de todo el trayecto, no ha sido otro que el de agradecer a las voluntarias y voluntarios de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de Madrid, que ejercen su labor en el hospital Gregorio Marañón, sus atenciones hacia su padre. "He querido donar la medalla de nuestra hermandad a la Asociación Contra el Cáncer en el hospital, para agradecerle lo bien que se han portado con mi padre, y gracias a ellos va saliendo para delante”, manifestaba el protagonista en el tramo final del camino, una vez cruzada La Mancha, por las provincias de Ciudad Real y Toledo.
“Experiencia bonita. Ha sido largo pero bonito”: Eran sus primeras impresiones a su llegada a Madrid. Cuenta que ha tenido muchos apoyos, y no solo de su hermandad, sino también de todo su pueblo y de numerosos medios de comunicación regionales, apoyándole y dando a conocer su gesta. Aunque la vuelta, ya fuera de los focos, la realizará montado en su coche.
Sonia García, coordinadora de voluntariado de la AECC en el Gregorio Marañón, acompañada por Mari Carmen y Jesús, dos de sus voluntarios en el centro, e Ignacio Sanz, responsable del Voluntariado en Hospitales de AECC Madrid, recibieron al caminante en una de su puerta principal, con todas las medidas de seguridad posibles frente al coronavirus.
Tras estos cinco días de camino en honor a su padre, y al trato que ha recibido de los voluntarios y por parte del hospital madrileño, con uno toque de codo se despidió Jesús de todos. Una gesta que, además, bien merece un intercambio de obsequios; el caminante entregó la medalla y una estampa de la Virgen del Mayor Dolor, y él recibió dela AECC un diploma en agradecimiento y varios productos de la reciente campaña de prevención del cáncer de mama. Un buen viaje de regreso le desearon todos, tras el reto conseguido.