Antes y después en la investigación contra el cáncer
Entre el 3 y el 6 de septiembre tuvo lugar el 46º Congreso de la Sociedad Española de Biología y Bioquímica Molecular en A Coruña. Dado el impacto de esta cita dentro del mundo científico, la Asociación Española Contra el Cáncer también colaboró realizando un encuentro organizado por la sede provincial coruñesa el pasado jueves, 5 de septiembre, en el Palacio de Exposiciones y Congresos de A Coruña (Palexco). Este evento llevó por título Dónde estamos y a dónde vamos en investigación en cáncer. Expertos en diferentes disciplinas analizaron la evolución de los tratamientos, su situación actual y sus previsiones de futuro a través de dos mesas redondas.
Los primeros participantes fueron Carlos Lamora —vicepresidente de la Junta Provincial de A Coruña de la Asociación—, Tania Casal —voluntaria y paciente—, Mabel Loza —directora científica del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS)—, Antonio Fernández-Campa —gerente de Agencia Gallega de Conocimiento en Salud— y Raúl Romar —periodista de La Voz de Galicia—. El director de la Unidad de Mama de Chuac, Joaquín Mosquera, moderó esta sesión. Aunque le fue imposible asistir, Marisol Soengas —presidenta de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer— estuvo presente a través de un video en el que resaltó la importancia de estos avances.
El vicepresidente provincial expuso los esfuerzos de la Asociación para “movilizar las conciencias y ser capaces de aglutinar en una misma mesa a los investigadores, a la Administración, a los medios de comunicación o a los legisladores, para que, entre todos, busquemos una solución a esta pandemia llamada cáncer”.
Recordó el objetivo de alcanzar una supervivencia media a cinco años en cáncer por encima del 70 % en el 2030 y la labor asistencial para los pacientes y sus familias que lleva a cabo la Asociación. “Seguimos dando nuestros tratamientos gratuitos y de atención a los enfermos y sus familias con la atención directa, psicológica o pensando en la nutrición. También abordamos cuestiones de prevención” y, en este sentido, expuso los esfuerzos para conseguir “una primera generación libre de humo de tabaco”, que es “el causante del 30 % de los tumores y los trece cánceres más dañinos que existen”.
“Lo que tenemos puesto en lo alto de nuestras sedes es que ‘Sin ciencia no hay futuro’. La única forma de parar la enfermedad es a través de la investigación”, añadió. “Una de las cuestiones más importantes es la equidad. Cualquier enfermo, independientemente de su lugar geográfico de residencia y del tipo de cáncer que tenga, debe tener derecho a acceder a todos los avances médicos y científicos”.
Tania Casal remarcó la influencia del progreso científico en su supervivencia frente a la enfermedad. “Si hace diez años me hubiera tocado mi cáncer, seguramente no estaría aquí”. A pesar de ser diagnosticada con un tumor en estadio cuatro, su tratamiento de anticuerpos hizo posible que pasase a estar en remisión. La voluntaria agradeció el trato de los médicos de la Unidad de Mama, aunque a veces añoró un mayor apoyo psicológico. “Algo que siempre he echado de menos es la comprensión de alguien que ha pasado por lo mismo. Esa mano amiga la tiene la Asociación Española Contra el Cáncer”, expuso antes de mencionar su papel como voluntaria y su labor acompañando a personas en sus primeros días de tratamiento.
Mabel Loza declaró que “hemos superado por mucho la supervivencia inicial y hemos pasado a un tratamiento mucho más personalizado, seguro y eficaz. Tumores que no se podían abordar o que solo se trataban con paliativos hoy se curan totalmente, y esto ha venido acompañado de la ciencia”.
Antonio Fernández-Campa aportó claves para el avance de las estrategias de innovación y desarrollo y en la investigación. “Tenemos muchos retos definidos. Probablemente el primero sea seguir promoviendo vocaciones investigadoras entre los profesionales clínicos”.
El periodista Raúl Romar evidenció el compromiso de Galicia con la medicina al enumerar algunas de sus instalaciones. “Tenemos tres centros de investigación biomédica, hospitales que realizan ensayos clínicos de primer nivel y grupos de investigación punteros. Pronto habrá un centro de protonterapia que no se centrará únicamente en el tratamiento, sino en el que también se hará investigación”.
La segunda mesa redonda fue moderada por la directora de esta edición del congreso, María Mayán. Contó con Sara García —investigadora en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y miembro de la Agencia Espacial Europea —, Roger Gomis —investigador en el Instituto de Investigación Bioquímica (IRB) de Barcelona—, Ángela Nieto —directora de Conexión Cáncer CSIC—, María Casanova —investigadora en el CNIO—, Enrique Castellón —vicepresidente 3º del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña— y Rocío Mosquera —gerente de Galaria—.
Sara García incidió en la colaboración entre médicos e investigadores. “Sería interesante que personas del ámbito clínico se pasasen por el laboratorio y aportasen su perspectiva. Al final, los investigadores básicos, que no tratamos con pacientes directamente, podemos tener una visión sesgada de hasta qué punto ese enfoque o tratamiento puede ser plausible para llevarlo a cabo. Tener la perspectiva del clínico es interesante, y también el lado inverso. Muchas veces en los hospitales no son conscientes de cuan valioso puede llegar a ser para un investigador una biopsia o la muestra de un paciente. Ese material es oro para nosotros”.
La Asociación Española Contra el Cáncer “es ejemplar en micromecenazgo”, afirmó Ángela Nieto al resaltar la necesidad de la actuación de la sociedad. “Me parece que lo que hacen es extraordinario, pero se trata de algo que debería estar mucho más generalizado”.
Por su parte, Roger Gomis destacó que “hemos pasado de una quimioterapia que era burda y que iba contra todo a empezar a seleccionar contra qué atacamos, por qué lo hacemos y cómo lo llevamos a cabo. Es lo que llamamos medicina de precisión adecuada a cada paciente”.
Rocío Mosquera puntualizó la importancia de las nuevas tecnologías y el impacto de la inteligencia artificial. “Ya no solo vamos a tratar, sino que vamos a poder prevenir. Podremos decirle al paciente qué estilo de vida puede manejar para no llegar a tener la enfermedad o para que su repercusión sea mucho menor en su calidad y esperanza de vida”.
María Casanova puso en valor la aportación de las muestras de los pacientes para los ensayos clínicos. “Estos estudios longitudinales son claves para entender cómo podemos prever qué va a pasar y si se puede seguir utilizando este tratamiento”.
Enrique Castellón abordó la perspectiva económica al afirmar que el cáncer “es un área donde se invierte mucho. Esto lo hemos visto también con el sida, en el que se volcó mucho dinero para que una enfermedad mortal se convirtiese en crónica, o la pandemia, en la que nunca se había desarrollado una vacuna en tan poco tiempo”.
Manuel Aguilar, presidente de la Junta Provincial de la Asociación en A Coruña, agradeció el papel de los ponentes durante la jornada. “Gracias a los participantes en las mesas por esa visión holística de lo que es la investigación. Nos ha ayudado a ver que no solo es un trabajo de laboratorio, sino que tiene repercusiones clínicas en los pacientes actuales y futuros, en la comunicación y la industria. Tiene una importancia radical”.
“Juntos —investigadores, sociedad civil articulada en organizaciones como la nuestra, clínicos y los medios de comunicación— constituimos una alianza imbatible para luchar contra la enfermedad. Juntos llegaremos antes y mejor al logro de nuestros objetivos: ayudar a los pacientes y curar la enfermedad”, declaró Manuel Aguilar para despedir el encuentro.