La Asociación se toma a pecho el cáncer de mama
La Asociación presentó, el 1 de octubre, su nueva campaña para el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, que se conmemora cada 19 de octubre. Bajo el lema Nos lo tomamos a pecho, este año la Asociación da voz a pacientes y supervivientes de la enfermedad y a su entorno, que han colaborado como cocreadores y protagonistas. Con su testimonio, abordan lo que significa el cáncer de mama más allá del diagnóstico y del tratamiento para conectar con sus diferentes realidades.
La presentación ante los medios de comunicación tuvo lugar en la sede de la Asociación en A Coruña. El encuentro estuvo conducido por Dolores Estrada, tesorera de la Junta Provincial de la Asociación, y contó con el testimonio de cuatro pacientes: Teresa Suárez, Arantxa Roca, Lucía Barcia y Eva María Bastante.
“Nos lo tomamos a pecho porque su entorno no siempre las entiende. A veces, los propios médicos minimizan el impacto de la enfermedad y las campañas habituales simplifican el día a día de algo que es más complejo”, explicó Dolores Estrada. “El cáncer de mama es uno de los más diagnosticados en nuestra provincia —la de mayor incidencia en Galicia—, con 939 nuevos casos en 2024. Un dato importante y llamativo es que el 21 % de estos diagnósticos se produjeron en mujeres menores de 50 años”. El vídeo de la campaña —que puede verse aquí— “recoge lo que significa para ellas y sus familiares el cáncer de mama, cómo lo viven y lo sienten para conectar de verdad con todas las personas que lo afrontan”.
Tras la proyección del vídeo tomó la palabra Teresa Suárez, voluntaria de la Junta Local de Noia, que recordó el impacto que supuso conocer su diagnóstico hace 18 años. “Fue un mazazo. Se te cae el mundo a pedazos y sabes que nunca vas a poder recogerlos todos”. Relató la dificultad de contárselo a sus seres queridos y cómo, a partir de ese momento, pasó a ser “una persona cuidada por mi familia”, aunque “eso no duró mucho tiempo. Pronto pasé de cuidada a cuidadora: mi marido enfermó de depresión a raíz de mi diagnóstico, y tuve que intentar sonreír cuando lo que quería realmente era llorar y contar mis emociones para ser comprendida y mimada”. Después, a su madre, a su hermana y a su hija también les diagnosticaron cáncer. “Tenía un montón de emociones en mi cabeza que no sabía controlar y que fui guardando para ayudar a las personas que me necesitaban en ese momento”. Con el paso del tiempo, decidió que debía dar visibilidad a la enfermedad para que los pacientes oncológicos no pasaran por lo mismo que ella. En Noia se convirtió en un referente al que acudir en un momento en el que el cáncer era un tema tabú. “Les di mi amor, mi comprensión y mi empatía para ir construyendo cada día un peldaño de la escalera que les hiciera salir del pozo y que la realidad fuera un poco menos dura”, aseguró.
“El cáncer de mama provocó que la estabilidad laboral que tenía diera un giro en mi vida”, afirmó Arantxa Roca, voluntaria de la Junta Local de Mugardos. Ella llevaba 11 años en un puesto fijo en la empresa para la que trabajaba, pero al ser diagnosticada, con 31 años, el médico le indicó que no podía seguir desempeñando esa labor a causa de las limitaciones de la enfermedad. “Fue un doble freno”. Por un lado, “mi vida se acababa de paralizar porque había enfermado, pero, además, me quedé sin empleo. Vivimos en un país en el que la mayor parte de las empresas no tienen puestos adaptados para personas oncológicas. Desde mi punto de vista, se trata de un grave error que tenemos que intentar cambiar”. Arantxa encontró otro trabajo adaptado a su perfil y anima “a todo el mundo que pasa por la enfermedad a pensar que el mundo no se para. Siempre se ve la luz al final del túnel, aunque en algunos momentos parezca que no”.
Lucía Barcia, psicóloga de la Asociación en Ferrol, expuso el efecto emocional que supone afrontar el cáncer. “La parte de adaptación al trabajo fue muy dura, porque vemos que nuestras capacidades no son las mismas. Los tratamientos influyen mucho”. Señaló que “el médico te dice los efectos secundarios físicos más importantes para que no te asustes”, pero muchas veces no aborda “la parte emocional ni lo que supone tener que luchar con la hipersensibilidad o con el miedo a las recaídas. Más allá de la parte médica pura y dura, deberían abrir el abanico a todo lo que viene después, porque llega como una bomba”. Lucía aseguró que “la campaña de este año es la que más me gusta de todas las que hemos creado. Me siento muy identificada con ella porque pone en el centro a los pacientes y refleja muy bien cómo nos sentimos nosotras y nuestras familias”.
Finalmente, Eva María Bastante, voluntaria en A Coruña, reivindicó que “la detección precoz es fundamental. La vida nos va en ello”. Resaltó la necesidad de acudir a los cribados y que nadie debe evitar hacerse la mamografía pensando que la enfermedad no les afectará. También se refirió a los efectos secundarios de los tratamientos. “Todos conocemos los que producen la radioterapia y la quimioterapia, porque son los más visibles, pero no se habla tanto de la pastilla con la que se inhiben los estrógenos. En mujeres que todavía no han llegado a la menopausia, se la provoca farmacológicamente de forma muy repentina —algo muy duro, tanto a nivel psicológico como físico—, y después de la menopausia provoca dolor articular y fatiga”. Estas cuestiones “nos afectan emocionalmente, pero como no se ven en las analíticas ni aparecen en el escáner, no nos creen. Tienes la sensación de que te estás quejando sin razón, pero no es así”. Eva cerró su intervención con un llamamiento a apoyar la investigación contra el cáncer para acabar con la enfermedad. “Todo granito de arena que se pueda poner para investigar es importante”.