¡Pongámoslo en práctica! 

 

  1. ¡Dale más importancia a las frutas y a las verduras! Deben ser la base de nuestra alimentación. ¡Cumple con las 3 raciones de fruta y las dos de verdura diarias como mínimo! ¡Y recuerda que han de ser de temporada! 

  2. Las legumbres, debido a las propiedades beneficiosas que tienen y a su bajo coste económico y ambiental, deben ser unas de nuestras grandes aliadas. Consume 3-4 raciones de legumbres a la semana. ¡Tienes muchas opciones! 

  3. Consume farináceos de grano completo (integrales), así obtendremos la cantidad de fibra necesaria. Opta por arroz integral, pasta integral o pan integral. 

  4. Reduce el consumo de carne roja, sobre todo de carne procesada. Elige carne blanca (pollo, pavo o conejo). 

  5. Consume pescado y marisco 3-4 veces a la semana y huevos, 3-4 veces a la semana. 

  6. Los lácteos (leche, queso y yogures sin endulzar) nos aportan proteínas, vitaminas y calcio entre otros minerales, por lo que se recomienda consumir de 1-3 veces al día. 

  7. Evita el consumo de alimentos ultraprocesados (galletas, cereales de desayuno azucarados, bollería, platos precocinados, patatas chips, snacks salados...) 

  8. Evita el consumo de bebidas alcohólicas y bebidas azucaradas. 

  9. Compra más en el mercado y menos en el supermercado, así reduciremos residuos y evitaremos tentaciones ya que en el mercado no hay tantos alimentos ultraprocesados. 

  10. Crea un ambiente saludable en casa, no compres alimentos que no sean saludables y haz que los alimentos saludables (fruta, frutos secos...) estén accesibles fácilmente y preséntalos de forma atractiva. Ten siempre un cuenco con fruta visible en la cocina o si prefieres la fruta fría, cortarla en trozos y guárdala dentro de un recipiente hermético en el refrigerador. De esta manera, siempre dispondrás fácilmente de una alternativa saludable. 

     

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