En estos tiempos, y en donde nos ha tocado vivir, damos por entendido que en el mundo desarrollado todo debe de estar sometido a un orden tanto en lo económico como en la salud. La naturaleza nos hace ver crudamente, y con cierta frecuencia, lo frágil de nuestras formas de vida, enseñándonos que, ante ella, todos somos iguales y susceptibles de tener que afrontar situaciones caóticas para las que no estamos preparados. Y acostumbrados a un bienestar y a unos recursos con los que hemos hecho frente a muchas situaciones difíciles, nos cuesta aceptar cómo este mundo desarrollado puede sufrir una pandemia para la que además no tenemos aún respuesta ni inmediata ni fiable.

Un simple virus es capaz de poner en cuestión todo el edificio del bienestar social, económico, tecnológico y científico, edificio en el que no todas las personas han tenido cabida, en gran medida, porque no les hemos facilitado su acceso a él. Y ahora, ante la percepción de la debilidad de este edificio nos sentimos todos angustiados padeciendo sus efectos sanitarios, e intuyendo una crisis social y económica inesperada pero que afectará, más aún, a las personas más desfavorecidas. No es extraño por tanto que surjan voces cualificadas que consideren que esta pandemia puede y debe ser precursora de una profunda reflexión social.

Es en este entorno en el que la AECC siente la necesidad de extender su compromiso social no solo a pacientes y familiares del cáncer, sino más allá del cáncer. AECC Gipuzkoa, desde hace 32 años y con más de 13.000 socios y voluntarios, actúa en un entorno sociosanitario, que nos es bien conocido, ofreciendo desinteresadamente asistencia social, psicológica y económica a los pacientes y familiares afectados y financiando por otra parte la investigación en la lucha contra el cáncer. Y vamos a seguir haciéndolo con mayor intensidad y amplitud de recursos asistenciales y económicos dentro de nuestras lógicas limitaciones. Como consecuencia del coronavirus hemos visto duplicadas las intervenciones sociales y sesiones psicológicas (más de medio millar de asistencias realizadas), lo que evidencia el impacto que esta situación provoca en colectivos vulnerables como al que nos dedicamos. El cáncer alcanzó el año pasado a cerca de cinco mil hogares guipuzcoanos que han tenido que incurrir en gastos mensuales extraordinarios derivados de la enfermedad, que en esta situación de confinamiento y crisis económica les supondrá aún un mayor esfuerzo.

Consideramos además que, conocidas las consecuencias derivadas del COVID 19 en la sociedad guipuzcoana -en ciertos aspectos coincidentes o simultáneos con las del cáncer- debemos poner a disposición de pacientes y familiares que padecen o han padecido esta enfermedad nuestros servicios sociales y psicológicos. Hemos formulado una alianza con entidades sociosanitarias de Gipuzkoa, que están en primera línea, con el objetivo de sumar fuerzas y recursos. Lo hacemos desde la responsabilidad y compromiso como asociación de carácter sanitario y social.

Para ayudar a afrontar la situación de emergencia socioeconómica en Gipuzkoa en esta población de riesgo sanitario, contamos con la colaboración desinteresada de consultorías reconocidas que colaboran con la Asociación, para prestar apoyo a personas o familias afectadas en aspectos jurídicos, laborales y económicos. Además, en AECC Gipuzkoa hemos creado un fondo, con una importante aportación inicial, con el fin de ofrecer ayudas económicas puntuales a necesidades urgentes. Un fondo solidario que está abierto a aportaciones de las entidades financieras, instituciones públicas y privadas y empresas de Gipuzkoa.  

AECC Gipuzkoa quiere expresar, por último, su reconocimiento y agradecimiento a todos los niveles del colectivo sanitario que asiste a las personas enfermas del COVID 19, a veces desde especialidades que no coinciden con las suyas, en ciertos casos con recursos y espacios limitados, pero siempre con una profesionalidad, dedicación y sacrificio personal y familiar encomiable.

Juan Ormazabal, presidente de AECC Gipuzkoa