La nutrición inadecuada comienza incluso en el momento del diagnóstico, ya que el impacto psicológico que éste supone, incide negativamente en la ingesta de alimentos. Además, algunos tratamientos antitumorales, quimioterapia, radioterapia y la cirugía, dejan a muchos pacientes en una situación nutricional extremadamente desfavorable.
Esta malnutrición se agrava por el cuadro constitucional que acompaña estos procesos como la anorexia (pérdida de apetito), la caquexia (perdida de peso y masa muscular) y la sensación de saciedad temprana. Una nutrición deficiente, contribuye a aumentar la incidencia y gravedad de los efectos adversos del tratamiento, aumentando así el riesgo de infecciones.
Aunque la alimentación artificial es una alternativa, la nutrición debe basarse en alimentación oral. Una dieta basada en alimentos naturales complementada con suplementos dietéticos constituye la base de una nutrición satisfactoria.
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