Cáncer como sinónimo de lucha

Hace 13 años

Mamá, ¿qué te ha dicho el médico?
Que tengo cáncer de pulmón".
Todavía recuerdo esas palabras, en gran parte malditas, de cuando a mi madre le diagnosticaron la enfermedad. Fue en urgencias, en marzo del año pasado. Diez meses después seguimos sin dar crédito.
Acudió al hospital por un dolor al respirar en la espalda. Llevaba varios días con una tos de esas que llaman 'tos tonta' que no se le quitaba con jarabe. Allí le hicieron una radiografía de tórax y con esa simple prueba, el médico de urgencias supo dar en el clavo. A partir de entonces el miedo fue mi nuevo compañero. No necesitó ningún tipo de invitación para colarse en la vida de mi madre, en la vida de toda la familia, en mi vida. Aún hoy, después de todo el durísimo tratamiento sigue con nosotros y, mucho me temo, no se irá. Miedo a lo desconocido (el cáncer sigue siendo un gran desconocido, aunque cada vez menos), miedo al '¿y ahora qué?', miedo a pronunciar la palabra 'cáncer', pero sobre todo, miedo a la pérdida de un ser querido.
Tanto mi padre como yo, y por supuesto mi madre, realmente no éramos muy conscientes de todo lo que se nos venía encima: médicos y más médicos, un no parar de pruebas y, por supuesto, el tratamiento. Y en el aire dos preguntas: '¿Cómo narices puede un médico diagnosticar algo así con tan sólo una radiografía? ¿Se habrá equivocado?' Para bien o para mal puede. ¡Vaya que si puede! Y en parte no se equivocaron en urgencias. Y digo "en parte" porque el diagnóstico fue mucho más duro: "está pegado a la vena aorta. No tiene tratamiento”. Por fortuna sí que lo tuvo.
Desde finales de abril hasta agosto han sido unos meses muy duros de tratamiento. Sin duda los peores en nuestras vidas. La operación quedó descartada desde el principio por encontrarse el tumor pegado a la vena pulmonar (que no aorta) y por su gran tamaño. Pero por suerte había otra manera de luchar mediante radioterapia diaria y quimio semanal. Ambas a lo bestia, a tope, un tratamiento radical que se llama. Todo para luchar contra esas células que un día fueron buenas pero que por cuenta propia decidieron pasarse 'al lado oscuro' y convertirse en malas. ¿Por qué? ¿Por qué mi madre? ¿Se va a curar? Son preguntas que todo el mundo se hace cuando un ser querido sufre de esta enfermedad.
Ya han pasado unos cinco meses desde que mi madre finalizara el tratamiento y su respuesta fue bastante buena: el tumor se ha reducido en más de un 50%, aunque todavía persiste un pequeño foco activo. ¡Por fin buenas noticias después de tanto tiempo de incertidumbre! Pero eso no era suficiente. No bastaba para ella, no bastaba para mí. Me alegré mucho de la noticia, tanto que me puse a enviar sms como loca para decírselo a todo el mundo, pero aún quedaba parte del problema y, sobre todo, aún sigo sintiendo miedo, temor, 'acojone' (con perdón de la expresión) de que esa especie de masa o cicatriz que le queda pueda volver a activarse algún día, de que ese pequeño foco activo de tan sólo 8mm se rebele y dé problemas. Sólo el tiempo lo dirá.
Dicen que siempre hay una parte positiva de algo malo. En este caso la hay. Nadie quiere tener enfermedades ni que nadie de los suyos las padezcan, pero en esta ocasión, el cáncer de mi madre me ha dado una grandísima lección: me he dado cuenta de lo que tengo (una gran familia) y lo valoro cada día más. Dicen que las cosas se valoran cuando se pierden. No quiero que eso ocurra. Cada día doy gracias porque la enfermedad se manifestara más o menos a tiempo, porque mi madre ha podido recibir un tratamiento, porque está en muy buenas manos y, lo más importante: porque ella sigue viva. Aún puede luchar, tiene que seguir haciéndolo. Por desgracia no lo quedan ánimos para hacerlo, se ha dado por vencida incluso antes de iniciar el tratamiento. Y eso me enfada, aunque también la comprendo. Para ella la palabra 'cáncer' es sinónimo de muerte. Pero está confundida, muy confundida. Hace años tal vez, pero hoy en día no necesariamente es así. He aprendido que vivir con miedo no es vivir. Es algo inevitable, pero no podemos dejar que dirija nuestras vidas. Podemos aceptarlo como amigo o dejar que simplemente sea un conocido que de tarde en tarde nos visita. Pero sobre todo no podemos dejar que ocupe el lugar de la esperanza, porque sin ella no tenemos nada y a mi madre aún le quedan muchas cosas por vivir.
Hace 13 años

Monica, me identifico mucho con tu caso, mi padre tambien acudio a urgencias despues de llevar con un dolor en las costillas y en las paletillas mas de un mes y medio, acudiendo semanalmente a su medico de cabecera y este solo decia que era una simple contractura, y con una radiografia le vio la mancha en el pulmon, y no le dijo nada, es mas, yo sin entender de nada, ya sabia cuando vi la mancha que seria algo terrible, pero al mes y medio mi padre decidio ir a urgencias porque ya no podia mas, el dolor era insoportable, despues de verlo varios medicos, le dijeron que tenia algo en el pulmon, y nos derivaron a un especialista y en una semana, recibimos la noticia que yo ya me suponia.....

Me alegro muchisimo de que tu madre, aunq no se le quitase del todo, esta viva, a tu lado y con algo que ya es controlado muy al milimetro y os tiene a vosotros!!!Asi que nunca podemos darnos por vencidos, y a luchar !!! un besazo

Hace 13 años

Muchas gracias ipizarro. Una de las cosas más importantes en este enfermedad es el saber que nunca se está solo/a. Veremos a ver qué tal porque mañana mi madre se hace un PET/TAC. Espero que todo esté bien porque baja de ánimos que está si encima le dicen que ha empeorado... En fin que sólo cabe tener esperanza.

Hace 13 años

"Dicen que las cosas se valoran cuando se pierden. No quiero que eso ocurra". Que frase mas preciosa, y más cierta. Gracias por ella. Se nota que eres una gran luchadora, y tu madre también lo va a ser. Ya lo verás. Un abrazo.

Hace 13 años

Muchas gracias Xonxiña. La frase no es mía pero la considero muy cierta. Creo que aunque uno piense que ya no puede más o que no va a servir de nada cualquier esfuerzo, siempre quedan fuerzas para luchar por lo que se quiere y que no siempre hay que perder algo o a alguien par valorarlo. Mejor hacerlo mientras se tiene, no? Gracias d enuevo y un abrazo muy fuerte.