Fallaste al elegir el día. Una carta al cáncer que ha entrado en mi casa.

Hace 8 años

Habitualmente suelo llamar de usted a quien no conozco. Aunque estés herido, no será así esta vez. Para ser sincero, he de decir que hay una cosa que se te da muy bien. No te felicitaré por ello. Jamás te lo negaré, tampoco. Meter miedo. Desde siempre seleccionas muy bien tus toros para herir fuerte. Paradójicamente, apareciste en mi vida el día más grande de la tauromaquia reciente. Como eres mal ganadero, sin afición, no sabrás qué ocurrió. Te lo explicaré.
Ese primer día que te vi, merodeando, pasó algo mágico. El mundo entero vio lo que es un toro de verdad, no como los tuyos. De Victorino Martín, un ganadero de verdad, no como tú. Ese toro, de hechuras perfectas, se llama Cobradiezmos y tiene una A coronada grabada a fuego en su pata derecha. Sí, hablo en presente. Tú no lo viste, estabas demasiado entretenido buscando la forma de entrar en mi casa. Yo tampoco, estaba en un avión, pero con el alma en la barrera del dos de la Maestranza. Ese día Cobradiezmos fue recibido a portagayola, por un torero grande, de los que a ti te dan miedo. Desde ese momento embistió sin parar. Humilló hasta el punto de hacer surcos con el hocico en el albero. Empujó en el caballo. Y volvió a embestir. Con casta. Fiero. Con codicia. Por abajo. Con la bravura de los toros que hacen Historia y que quedan en el recuerdo para siempre. Ese toro partió un día hacia la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla para morir. Para no volver. Pero volvió. A Extremadura. Por su infinita bravura. Ganó la bendición del pañuelo naranja, el que tú nunca verás en una plaza. Allí, en Las Tiesas, al contrario que tus toros, dará vida. Seguirá honrando la máxima grandeza de su cárdena estirpe imperial.
Ahora que ya conoces la historia de Cobradiezmos, que sí, sucedió el día que viniste a verme, voy a contarte otra cosa. Seguro que esta vez sí sabes de lo que hablo, porque las cornadas no se olvidan. Y ésta fue fuerte, ¿eh?, la femoral partida y Ramón Vila en el tendido diciendo que no, que por ti no bajaba. Dramático. Te enorgullecerás, seguro, de que a mucha gente le da miedo pronunciar tu nombre. Y por eso yo te quiero recordar otro. Y un apellido. Dos palabras que tú no te atreves a pronunciar. Porque al oírlas tiemblas de miedo. Con las que sufres y sufrirás hasta el último día de tu vida. Cuando Dios y un torero con bata blanca te apuntillen para siempre. Escucha. Lee: Javier Castaño. A él también lo escogiste, para tu desgracia. Quisiste echarlo de Sevilla y no lo conseguiste. Quisiste quitarlo de Madrid y en cambio le abriste antes de tiempo el cerrojo de la calle Alcalá. Después de tu visita se enfundó un terno blanco y oro, de volver a empezar, para pegarte la cornada de la que aquí te hablo. Para meter la mejor estocada de la Feria de Abril, y matar con ella dos toros. El de Miura. Y el que tú le pusiste para sacarlo de las plazas sin tener en cuenta una cosa. Que como él me dijo una vez, Dios da las batallas más duras a sus mejores guerreros.
Fallaste. No pudiste con él. Lo único que hiciste fue ponerle un toro para abrir la Puerta del Príncipe sin necesidad de orejas. Lo convertiste sin quererlo en padrino de alternativa de todos los que lidiarán tu hierro. De todos aquellos que pasarán por las astas de tus toros. Aquellos a los que mandarás a la enfermería, donde no como a ti, sí les esperará Ramón Vila. Y también García-Padrós. Y Carlos Val-Carreres. Y González Careaga… Estos nombres también te dan miedo, ¿verdad? Lo convertiste en padrino de todos a los que el corazón y las manos de los médicos devolverán al ruedo para acabar contigo.
Has elegido mal el día que, a traición, me guiñaste el ojo. Porque aquel día me metiste el miedo en el cuerpo, pero a la vez hiciste otra cosa. Me convertiste en el capitalista de alguien que con el mayor valor que he visto jamás está ya caminando vestido de verde y oro hacia la puerta de chiqueros. Tranquilo. Arrastrando un capote de Javier Castaño para esperarte a portagayola. Sabiendo que tiene abierta la Puerta de los Sueños desde el momento en que se clave al suelo para esperarte de rodillas.
Me despido. No sin antes decirte algo que nunca olvidarás hasta que desaparezcas:
Has vestido de luces a la persona equivocada. Has fallado al elegir el día para aparecer en mi casa y decirme que vienes a quemar mi sangre.
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Aquí dejo el link del blog donde lo he publicado.
http://enelhoyodelasagujas.blogspot.co.uk/?_sm_au_=iVVM4kVP7fFR4npj
Un abrazo y fuerza para todos los que lo sufren!!
Hace 8 años

DETESTO LOS TOROS y no entiendo el sentido de este "testimonio" que más bien parece una barroca y rimbombante crónica taurina de los años 70. No está en mi ánimo ofender a nadie aunque NO COMPARTA EN ABSOLUTO SUS IDEAS pero aquí estamos para compartir penas y alegrías y apoyarnos frente a la enfermedad contra la que luchamos nosotros o nuestros amigos o conocidos, y no símiles de crónicas taurinas o festivales de cine de Cannes, por citar uno solamente. Por favor si en algo puedo ayudarte con mis testimonios ¡no dudes que así será! pero en lo que a mí se refiere en castellano clarito y no es que sea tonta sino que simplemente creo que por salud mental hay que llamar al pan, pan y al vino, vino. Muchas gracias.

Hace 8 años

Buenas Anita, me parece fenomenal que detestes los toros, y lo respeto absolutamente aunque no creo que entiendas que pueda llegar a respetarlo.

Si lo comparto aquí, es porque hay un tío que se llama Javier Castaño cuyo ejemplo, no te ayudará a tí quizás, pero sí a mucha gente que pasa por esta enfermedad. El primero mi hermano, que está pasando por esto. Si esto ayuda a alguien, me importa infinitamente más que a ti te ofendan o te dejen de ofender las aficiones de muchos de nosotros.

Saludos!

Hace 8 años

asastre01 lo comparto!

Hace 8 años

Yo mandar muchos ánimos a tu hermano y a ti desde luego, pero lo siento, estoy como Anita, la analogía usada para este testimonio no me ha gustado, creo que te sentirías más apoyada si lo explicaras claramente. El toreo no es algo con lo que la gran mayoría nos sentamos identificad@s (porque no es algo intrínsecamente español ni mucho menos) y desde luego no me parece adecuado comparar el sufrimiento de un cáncer con una corrida de toros "épica", porque se tortura al toro voluntariamente, mientras que nadie queremos ser torturados por el cáncer, sólo luchar contra él cuando el destino nos lo da por desgracia. Te mando un saludo y mucho ánimo

Hace 8 años

Hola asastre01,

Yo solo quiero darte la bienvenida y mandarte mucho ánimo para tu lucha y la de tu hermano.

Un saludo

Hace 8 años

Lo que cuento es el ejemplo de una persona que ha superado el cancer, y que sirve de ejemplo a muchos de que se le puede vencer. Nada más. Este no es el foro para criticar la tauromaquia ni para defenderla. Aquí estamos aficionados y no aficionados, pero el ejemplo sirve para todos. Quien lo quiera ver que lo vea, quien no, que no lo vea, pero que respete la historia de una persona que ha vencido al Cancer y que es un ejemplo de superación para todo el mundo. Esta historia nos vale s muchos de los que estamos aquí, respetadla los que no estáis a favor de los toros porque no es una crónica taurina (creo Anita que nunca habrás leído una..) ni una historia de toros. Es el ejemplo de Javier Castaño de que al Cancer se le vence. Y con que le sirva a una sola persona de las q hay aquí, me es suficiente para publicarla.

Saludos y fuerza a todos.

Abrazo

Hace 8 años

Reconozco que me despistó un poco tu escrito, no sabía muy bien a qué se refería, quizás por mi ignorancia del mundo taurino. En una cosa te doy la razón: nos guste o no el ejemplo, si la historia ayuda a alguien a enfrentarse a una enfermedad pues bienvenida sea, aunque el tema nos sorprenda un poco. Yo solo quiero mandarte un abrazo y todo mi mapoyo a tí y a tu hermano, y darte la razón en que se puede salir adelante tras la adversidad. Mucha suerte!

Hace 8 años

Mira lo que yo crea o no crea, además de ser mi problema lo digo yo y como comprenderás lo tengo muy clarito, así que en el ejercicio de tu libertad tú puedes pensar lo que quieras pero no te voy a admitir que sin conocerme dudes de lo que yo entiendo o no.

Yo a las personas las llamo hombres y mujeres y no tías y tíos entre otras cosas porque no sé si tienen o no sobrinos, ni me importa.

Para que una historia ayude o no lo primero que tiene que estar ES CLARA. Yo leo tu testimonio y me parece leer una crónica taurina de alguien que se cree Manolo Molés y la suelta en el sitio que mejor se le ocurre y el cual yo no creo que sea el más apropiado.

Precisamente porque a mí como víctima, hija, prima, sobrina, cuñada y nuera de enfermos de cáncer ENTIENDO Y ESTOY SENSIBILIZADA en lo que en esta enfermedad puede significar recibir palabras de aliento y consuelo que precisamente en tu crónica por mas que leo no encuentro.Tampoco veo en ellas un contar tu historia. Y por eso mismo CREO que hay que medir y pensar mucho las palabras que se escriben para que no ofendan a nadie y sirvan de ayuda que es de lo que se trata. Y si se trata de un homenaje sentido para alguien que comparte afición contigo lo más aconsejable es que se lo escribas en un papel a ser posible la parte trasera de un cartel taurino y seguro que te lo agradecera y de veras.

Y como a tú ego te permite despreciar la opinión de alguien que no está de acuerdo contigo te digo -Sr. que te vaya bonito! pero yo no pierdo mi tiempo leyendo crónicas taurinas. Me parece muy bien que haya gente a quien no le importe y hasta que le guste porque para gustos se hicieron los colores y merecen mi respeto. Yo desde el mismo instante en que envio esta crónica ME DOY DE BAJA EN ESTA PÁGINA. MI TIEMPO ES ORO Y NO VOY A EMPLEARLO EN LEER TESTIMONIOS QUE NO DEJAN CLARO LO QUE QUIEREN DECIR. MI TIEMPO MEJORLO VOY A EMPLEAR EN INTENTAR HACER EL BIEN AYUDANDO.