MI MAMI

Hace 5 años

¡Hola! Hace algo más de un año escribí aquí, contando mis tres meses de experiencia en la planta de oncología formando parte de la plantilla. Allí, y aunque mi madre ya había superado un cáncer de pecho, vi cosas que me impactaron muchísimo y cambiaron mi forma de mirar la vida. De hecho, tengo un blog de escritura y en él decidí dedicar un post exclusivo al impacto que trabajar ahí había causado en mi vida. Impacto para bien, porque me sentí satisfecha de poder ayudar a pacientes y familiares a los que el cáncer había roto sus sueños y desordenado sus vidas y porque a nivel espiritual y existencial, comencé a valorar lo que tenía mucho más si cabe. Pues bien, aquello parecía una premonición a lo que unos meses después sucedería en mi vida. El 10 de agosto de 2018, mi madre fue diagnosticada de colangiocarcinoma en estadio IV con metástasis hepática (cáncer de vías biliares), vamos, que se moría. Este tumor es bien llamado "asesino silencioso", porque además de ser tremendamente agresivo y dar síntomas cuando es muy tarde, está muy poco investigado. Bien, aquel día el mundo cayó sobre mí, la vida se derrumbó encima mío, y en ese momento comprendí algo que jamás me había planteado: aprender a vivir sin mi madre. Tengo 27 años y en aquel momento yo estaba trabajando y viviendo fuera. Estaba contenta, tenía opciones a quedarme en esa empresa indefinida y por fin estaba independizada, pero la vida cambió por completo y no dudé un segundo en dejarlo todo para cuidar de mi madre. No es que ella me necesitara, es que yo necesitaba estar cerca de ella. Recuerdo aquellos primeros días, pues terminé el mes de agosto en aquel trabajo porque tuviesen tiempo de buscar una sustituta, haciendo cambios de turno, horarios interminables, casi sin comer, ausente del mundo y yendo y viniendo cada dos días a Valencia. Y cuando por fin me instalé aquí, mi madre tuvo en poco tiempo tres fallos renales, el primero por dos bacterias adquiridas en quirófano debido al drenaje que la tuvieron 21 días con fuertes antibióticos y los segundos, en casa, por el mal funcionamiento de su hígado, y cada vez que veía algo raro, yo no dudaba en llamar al 112 y así mi madre sobrevivió a esos fallos renales. Recuerdo aquellas madrugadas esperando que nos llamaran de observación para darnos nuevas noticias. Así prácticamente dos meses hospitalizada, hasta que a principios de octubre, dada la remontada que había dado, pasó a hospital de paliativos, donde fue cuidada como una reina y salió de allí a finales de octubre contenta y feliz. Ella finalmente murió el 1 de enero, pero pudimos disfrutar dos meses en casa con ella, celebrando cumpleaños, yéndonos a comer fuera, fotografiando el mar que tanto le gustaba y eso fue un regalo de la vida, porque los fallos renales, unidos a su tremendo cáncer, la podrían haber matado el primer mes. 

Tengo dos hermanos mayores, que tienen hijos e hipotecas y en este caso fui yo, sin titubear, la que decidió estar en casa con ella, aunque los tres, junto a mi padre, fuimos un equipo de principio a fin. Jamás perdimos los nervios, nos pusimos de acuerdo en turnos de hospital, cada decisión que tomábamos era en consenso, hasta el mismo momento en que decidimos sedarla, lo hicimos todos juntos. A ella no le dieron quimioterapia porque no servía de nada y aunque al principio no entendíamos esa decisión de su oncológa (porque no quieres ser consciente de la situación) y pedimos segunda opinión donde pudimos, al final nos hemos dado cuenta que obró de manera muy sabia 

Yo estaba unida a mi madre, mucho, muchísimo, yo soy la pequeña, la que vivía en casa, con la que compartía muchas horas de su vida. Mi madre era la que me daba su opinión y sabía que ella nunca me mentía. Mi madre era una persona maravillosa y ha dejado una familia unida y feliz de haberla tenido como madre y aunque conforme pasan los días la echo más de menos en las cosas más simples y he comenzado a llorar tras el bloqueo de las dos primeras semanas, me siento fuerte para afrontar mi vida y convencida de que lo que venga ahora, será una buena época. Ella siempre estará en mí y siempre sentiré que me falta algo, pero un día leí que el dolor no mengua, eres tú la que crece alrededor. Y eso es lo único que me llevo de esta espantosa experiencia, el aprendizaje y el valorar que la vida es una y que estas cosas, también le tocan a uno mismo, no sólo al vecino. 

El mayor consejo que os puedo dar como hija de una persona con cáncer es que si a vuestra madre o padre le acaban de diagnosticar algo con mal pronóstico, os arméis de fuerza, que penséis en frío a la hora de tomar decisiones determinantes, que os apoyéis en buenos amigos y que sean los mismos tanto para evadiros y reír, como para desahogaros y llorar en días que sintáis que no podéis más. Aquí también sabréis quiénes son vuestros amigos de verdad. Y lo más importante de todo: la familia, un equipo ?. Ánimo a todos y todas.

Hace 5 años

Sí, efectivamente, a parte de como forma de desahogo, lo hago para que quien esté en esta situación sepa que aunque hay días que sientes que no puedes más, siempre se puede, siempre. Un saludo.

Hace 5 años

Tendras días muy duros y desquiciantes, pero no te olvides de ti, ten momentos de soledad, habla contigo mismo y recuerda que lo que la cabeza imagina, siempre es más duro que la realidad; que el ser humano está preparado para lidiar con estos trances tan caóticos y la vida, aunque parezca que no, siempre sigue. No dudes en hablarme si necesitas desahogarte: carolinaleongarcia@hotmail.es 

Hace 5 años

Te mando toda la fuerza del mundo y te doy las gracias por compartirlo con nosotros.A mi,personalmente me ayuda mucho para afrontar lo que me va a venir encima.Gracias!!!

Hace 5 años

Gracias por compartir tu experiencia. Siento lo de tu mama, eres una mujer fuerte está claro, testimonios como el tuyo ayudan personas que están pasado por este terrible drama y supongo que con ese fin lo has compartido .... Muchas gracias y mucha suerte en tu vida....