Segunda parte de mi cáncer de mama
Ahora os cuento, la que fue (para mi) la segunda fase de mi cáncer: el tratamiento de quimioterapia. Siento mucho el retraso en esta entrega, pero he andado muy ocupada. ;P
El 9 de septiembre, me pusieron el reservorio y me dieron la primera quimio. La verdad es que como mis análisis estaban perfectos en todos los parámetros (menos en el tumoral), esa primera sesión fue coser y cantar en cuanto a efectos secundarios.
Como los médicos me anticiparon que se me iba a caer el pelo, lo primero que hice fue contárselo a mi hijo para que no se sorprendiera cuando llegase el día en el que me quedase calva. Nuevamente, él se asustó y lloró. Decía que no quería que nadie me viese calva y que tenía miedo de que en el cole se rieran de él por tener una madre calva. Le pedí que se tranquilizase, que eso no iba a pasar, que además, la calvicie de mamá iba a ser algo temporal, que, en unos meses, me volvería a salir el pelo de nuevo.
En las tres semanas que pasaron de la primera a la segunda sesión, me corté el pelo como mi hijo (lo que le pareció divertido). De pequeña me crié en una peluquería, lo que hizo que mi pelo fuera algo muy valioso para mi. Realmente, me daba pavor quedarme calva … ¿qué iba a hacer yo sin pelo?. Tenía claro que quería cogerme una peluca. No podía permitir que nadie me viera calva, así que antes de que empezase a caerse todo el pelo, me fui a la aecc a ver si tenían alguna que me gustase.
Ana, la secretaria, me sacó unas cuantas pelucas para que me probara y me llevara una. Tras varias pruebas, encontré una que me quedaba genial y me la traje a casa para cuando empezase a quedarme sin pelo. Me vino estupendamente, ya que el 14 de septiembre, empezó a caerse el pelo a lo bestia. De verdad que no te puedes imaginar lo que es caerse el pelo con la quimio hasta que no te pasa. A mi me impactó mucho.
Cuando el médico te dice: ”se te caerá el pelo”, normalmente, piensas sólo en la cabeza, pero la dimensión es mucho mayor: te quedas sin un solo pelo en todo tu cuerpo y cuando digo todo, quiero decir TODO. De la noche a la mañana, cuando me pasaba la mano por la cabeza, se me caían mechones …. ¡¡ qué horror !!. Dejé que cayeran los mechones durante dos días y, una mañana, le dije a mi hijo: “¿qué te parece si cogemos la maquinilla de cortar el pelo y se lo rapas a mamá?. Al principio me miró como diciendo: “a ésta, se le ha ido la olla”, pero a los dos segundos reaccionó con una sonrisa traviesa y me dijo su típico: “¡¡vale!!”. Ni cortos ni perezosos, cogimos la maquinilla de rapar y nos grabamos en video. Si vierais el video, mi hijo está feliz y contento. Él se lo pasó bomba: No todos los días tienes la oportunidad de rapar al cero a tu madre….
Por mi parte, he de deciros que yo no lo estaba pasando nada bien, aunque por él, hacía de tripas corazón y fingía estar bien. En ese momento, por dentro, yo lloraba como una Magdalena. Creo que, en ocasiones, hay que hacer un esfuerzo por aparentar estar bien delante de los tuyos y más, cuando se trata de un niño. Creo firmemente que tal y como se lo hagas ver a ellos, ellos lo verán. Entonces, si ellos te ven bien, ellos lo asimilarán de una manera natural y “normal”.
Me costó unas tres semanas mirarme al espejo sin pelo y reconocerme de nuevo, la verdad es que fueron unos días bastante duros, pero al final, todo pasa. Me veía horrible. Me negaba a aceptar que esa que se veía reflejada en el espejo fuera yo.
Los dos primeros días, usaba la peluca, pero no me sentía cómoda. Su roce con mi cuero cabelludo desnudo, me daba escalofríos y parecía que tenía un “tic”. Así que tuve que buscar otra opción … Un día cogí los pañuelos y los gorros que tenía en el armario de años anteriores y empecé a hacer pruebas. Eso me gustaba más. Me veía más favorecida e iba más cómoda, así que sustituí la peluca por los pañuelos y los gorros. Fue todo un éxito. La gente me decía lo guapa que estaba y me regalaban montones de pañuelos y gorros. ¡¡Ahora no sabría decir ni los que tengo!!. Es más, una amiga a la que le gusta la fotografía y que tiene muy buen gusto, me pidió que me dejara fotografiar por ella y lo hicimos. El resultado fue impresionante. Os dejo un par de fotos para que veáis cómo estaba tras tres meses quimio. El resultado de la sesión fotográfica, junto al cariño y los ánimos de los míos, hicieron que me viera hermosa y que volviera a reconocerme. Fue una inyección de autoestima y un bonito recuerdo de esta etapa tan dura en mi vida.
En cuanto a los efectos secundarios de esta primera fase de quimio (4 sesiones: una cada 21 días) he de reconocer que fueron bastante llevaderos. Por suerte para mí, mi pareja es naturópata además de osteópata y me dejé aconsejar por él para llevar un tratamiento natural que paliase los efectos secundarios y reforzase las defensas. Fue todo un acierto para mi. Gracias a ese tratamiento co-ayudante, no he retrasado ninguna de las sesiones de quimio y mi estado físico ha sido bastante “normal”.
En mi caso, me daban la quimio los miércoles y el sábado y el domingo de esa semana en la que me la ponían estaba totalmente dolorida. Me dolía todo, no podía ponerme ni de pie, pero sabiéndolo, esos dos días, me metía en la cama hecha un ovillo y esperaba que pasara el dolor. Si lo pensaba bien, sólo pasaba dos días malos cada 21. Ni tan mal … El resto de los días (19) hacía una vida “prácticamente” normal.
Pongo lo de “prácticamente” entre comillas porque no tenía la energía propia en mí (soy un torbellino incapaz de estar quieta) y había veces que me desesperaba porque quería hacer muchas cosas y mi cuerpo no me permitía hacerlas por falta de fuerzas.
Un día, mi pareja, me explicó algo que me ayudó mucho a comprender esta nueva situación. Me dijo: “ mira, cariño, ahora tú tienes un cupo de energía al día más limitado que antes. Tienes que intentar seleccionar qué es lo que quieres hacer cada día con la cantidad de energía que tienes ahora. No puedes llegar a todo, así que selecciona qué es lo más importante para cada día y haz “sólo” eso. Procura descansar un ratito por la mañana y otro por la tarde y entremedias, haz lo que querías hacer”.
Intenté seguir sus consejos y fue todo un éxito. Al principio, fue un poco desastre porque no encontraba la medida de mi energía y me pasaba, así que cada día iba quitando algo hasta que, por fin, encontré la medida perfecta. Eso me permitió hacer cosas sin cansarme, sin desesperarme ni encontrarme mal. El día que hacía más de lo que podía, me encontraba fastidiada ( estómago revuelto, cansancio bastante extremo, ….)
Mi energía me daba para ir 4 veces al día al colegio a dejar y recoger a mi hijo, hacer comidas y cenas, ir al hospital a darle el desayuno a mi madre, recoger un poco la casa, llevar a mi hijo a extraescolares y estudiar con él. El resto de las tareas (comprar, planchar, poner lavadoras, limpiar, ….) me las iba distribuyendo a lo largo de la semana según me iba encontrando.
Lamentablemente, no podía contar con mucha ayuda de mi familia. A mi madre le dio un ictus que le paralizó la parte derecha del cuerpo cuando me iban a dar la segunda quimio y ha estado hospitalizada durante 5 meses. Mi hermano dejó de trabajar para cuidar de ella y, algún rato, me echaba una mano, pero el pobre, no podía dividirse. Mi pareja tenía que trabajar y hacía lo que podía: Me acompañaba a las quimios, revolvía cielo y tierra para encontrar cosas naturales que me ayudaran a paliar mis achaques y me daba unos consejos valiosísimos. He de decir que gracias a su apoyo psicológico, sus consejos y los tratamientos naturales que me puso, pude ser casi autónoma y entender un poco esta enfermedad para poder ir sobrellevándola.
Finalmente, tienes que aceptar tus limitaciones y establecer prioridades. Para mí, mi nueva forma de organización, me ayudó mucho psicológicamente.
De los 6 meses de tratamiento, 5 los llevé muy bien, pero el último …. se me hizo muy cuesta arriba. La administración tan seguida de cortisona del último ciclo me dejó hecha polvo psicológica y físicamente, pero aun así, los análisis seguían saliendo perfectos, con lo cual me seguían poniendo una tras otra sesión. Me hinché hasta niveles insospechados y resultaba complicado controlar todos los efectos.
Durante ese último mes, aprendí que podía contestar a la gente. Hasta ese momento, cuando alguien se te acercaba para darte la típica palmadita en la espalda, seguida de: unos consejos, el comentario de lo bien que te ven, una historia de un familiar, un vecino o un amigo, lo poco que te queda …. sonreías y les dejabas desahogarse. Tenía paciencia suficiente para escucharles y regalarles una sonrisa, pero después de 5 meses escuchando historias que no eran la tuya, palabras vacías y un largo etcétera, me cansé. Cuando te están apaleando día tras día, tu humor cambia y no tienes ganas de monsergas, así que empecé a marcar las distancias con la gente.
Siempre presupongo la buena intención de la gente, pero en los casos de cáncer, sólo te sientes realmente comprendida por alguien que ha vivido en sus carnes esa experiencia. Por mucho esfuerzo que hagan (los que no lo han pasado) de ponerse en tu lugar, os aseguro que no lo van a conseguir. Para hacerse a la idea, hay que vivirlo.
Realmente intenté controlar mis respuestas por no herir la sensibilidad de la gente, pero había días y ocasiones que les daba una patada a mis intenciones y me desbocaba. ¿sabéis lo mejor de todo? Que terminé por no sentirme culpable. Había gente que parecía que estaban pidiendo a gritos que les contestases mal.
Una mujer, el día de la lotería de navidad, me paró para preguntarme si me había tocado y cuando le dije que no me había tocado, me contestó: “Bueno, por lo menos tienes salud!” ¿salud?¿Con un cáncer e inmersa en un tratamiento nada fácil ni agradable? Váyase a freír espárragos!!.
Cuando oyes a mucha gente seguida decirte lo bien que te ve …. Hay veces que tu piensas: “¡¡claro!!, cuando estoy mal, no me ves, porque me quedo en mi casa” o “para qué te voy a contar todas mis dolencias …. Si me pongo a contarte, no acabo y, total, te va a dar igual” la mayoría de las veces, me lo callaba, pero otras …. No podía evitarlo y les contaba una a una con detalle.
Otra cosa que me ponía de mal genio era cuando te daban ánimos diciéndote: “¡¡venga!!, que no queda nada”….. ¿Qué no queda nada? Una vez pasados los 6 meses de quimio, me quedaba la operación, la radio, las hormonas y la reconstrucción. ¿nada? ¡¡Si justo acabo de empezar!! ¡¡¡Y lo largos que se te hacen los días cuando día tras día te encuentras fatal !!!
Muchas veces, llego a la conclusión de que no sabes qué ofende más, si su comentario o mi respuesta … con lo cual, terminas por no sentirte culpable. Así que reprimiros lo justo y no os sintáis muy culpables si contestáis un poco desairados. El camino es duro y empinado.
Mucho ánimo y muchas fuerzas para tod@s los que están inmersos en este procedimiento. En cuanto pueda, seguiré contándoos la operación, la radio y la reconstrucción.
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Hola Nely, te comprendo y creo que todos. La verdad nadie puede entender lo que sentimos cundo somos enfermos de cáncer, palabra que por cierto al principio no nombramos, al menos yo, es con el paso de las semanas cuando te atreves a decirla una y otra vez, ya te has hecho a la idea real de lo que tienes y no tienes miedo a nombrarla. El pelo, yo fui un poco más drástica o loca, me dijeron que con mi primera sesión (son de seis horas) se me caería en 48 horas y no llegué, me fui y lo rapé en una peluquería donde había encargado la peluca, le hice la foto al pelo cortado y dije en voz alta, con dos tacones que me lo he quitado yo... ni la quimio ni la enfermedad, yo solita. Después al contrario, desde el primer día me he mirado al espejo, me veo bien, me he autoconvencido de que el pelo corto (bueno ahora nada ajajaja) me queda bien, me he alegrado que ya que se ha ido de la cabeza, de las cejas y casi de las pestañas, también lo haya hecho del resto del cuerpo ajajaja, a nadie amarga un dulce y eso de no depilarme me encantaaaa, soy así, saco lo positivo de todo, de todas maneras esto es temporal, lo importante es que eliminemos a esa bestia que nos está fastidiando y lo conseguiremos. El día 4 me dicen si me operan, pero creo que sí, por fin, antes no podían y los ginecólogos me han llamado tras su reunión con mi oncóloga para verme el 29, osea que operación en breve. Esto es un camino largo, pero tendremos que andarlo...sin prisa pero sin pausa, contando cada pasito y luchando a tope.
Te envío muchos ánimos y bueno..de la gente hay que pasar, tampoco tienen culpa de no estar en nuestra piel..y que no lo estén!!!!!! ellos no saben ni lo que decir y a nosotros a veces nos sobran las palabras, pero también hay que comprender, nosotros seguramente hemos hecho y dicho lo mismo en alguna ocasión y ahora no nos acordamos. En finnnnnnnnnnnn... a lucharrrr con dos tacones, chanclas, zapatillas o como nos venga en ganaaa!! besosss y mucha fuerza y ánimos.
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Buenos días Destylou, gracias por tus comentarios y optimismo.
Realmente pienso como tu. El hecho de ser optimista facilita mucho la situación y la visión de esta enfermedad y sus tratamientos. Siempre hay que intentar buscar la parte "buena" de cualquier situación de la vida (no sólo de esta) aunque soy consciente de que, en ocasiones, cuesta mucho.
A lo que me refería con los comentarios de la gente, es que no te sientas mal o culpable si algún día das una mala contestación porque se te está haciendo largo, porque te encuentras mal, porque no te aguantas a ti mism@... No pasa nada. Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadada algún día (tampoco hay que convertirlo en una constante, pero, de vez en cuando, te puedes permitir una licencia)
Te deseo lo mejor en tu operación y mucho ánimo para afrontarla. A mi me fue estupendamente. Después de una quimio un tanto agresiva, la operación,no es que no fuera nada, pero sí mucho más fácil de lo que puedes imaginar. Cualquier cosa que necesites, duda que tengas o necesidad de hablar .... aquí estoy. :-)
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Hola de nuevo, tienes toda la razón, ahora es nuestro momento y tenemos todo el derecho, además de que no nos engañemos...la quimio altera un poco los nervios jajaja, a mi me pasa, se lo dije a la doctora porque aparentemente no estoy nerviosa pero a lo mejor me altera lo más tonto del mundo y me dijo que era así. Por la operación estoy tranquila, confío en los médicos, tan sólo espero que sea laparoscopia y no me abran el abdomen, por lo demás...entraré al quirófano con tacones!!! Besos y gracias
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Hola Nelytudela,
Como hija de un paciente con cáncer que además posee un extra de empatía, quizás demasiada... te entiendo perfectamente. Yo he ido con mi padre con su metástasis en la cadera y sus muletas, le han preguntado X y con "dos muletas" ha contestado, que su ciática le tenía baldado, ay madre!!!!! Al preguntarle yo que porque decía eso, me decía que hay gente que no necesita saber lo que él tiene, y es verdad. Siempre hay gente y gente.
Deseo que te vaya lo mejor posible y como no va a cambiar el carácter todo eso...., es más que normal y lo que hay que tener o al menos intentarlo es tacto, pero no siempre se acierta. Bueno...
Hay que rodearse de quien uno quiere.
Un abrazo muy fuerte!!!
Fuerza.
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Hace 7 años