Hace 11 años

Aún sin conocerlo, lo queríamos todos
y todos lo echaremos de menos.
Te queremos amigo.

No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no duermo.
Soy un millar de vientos que soplan
y sostienen las alas de los pájaros.
Soy el destello del diamante sobre la nieve.
Soy el reflejo de la luz sobre el grano maduro,
soy la semilla y la lluvia benévola de otoño.
Cuando despiertas en la quietud de la mañana,
soy la suave brisa repentina que juega con tu pelo.
Soy las estrellas que brillan en la noche.
No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no he muerto.
Hace 11 años

Muy cierto, una persona no desaparece de nuestras vidas al partir su forma física.....las personas queridas, como nuestro coma-andante, siempre viviran en nuestros corazónes.

Hace 11 años

Muy cierto querido Manolo. Cuando morimos nos incorporamos a ese "todo" del que hemos sido parte. Es decir, seguimos viviendo, aunque de otra forma. Esa es la forma que describes magistralmante en ese bonito poema.

Estoy seguro que el Coma-andante agradecerá tu sensibilidad y se sentirá muy honrado por este entrañable homenaje póstumo que, le has dedicado. MUCHAS GRACIAS.

Un abrazo, mucha suerte y PA´LANTE .