Sistema nervioso central
En España se diagnosticaron 4.453 nuevos cánceres cerebrales (también llamados del Sistema Nervioso Central, SNC) en el año 2024, según las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, lo que representa una tasa de 9 casos por cada 100.000 habitantes en la población general.
En el mundo, según datos de IARC, en 2022 se diagnosticaron 321.731 nuevos casos de tumores del SNC.
En España, estos tumores representan un porcentaje relativamente bajo, alrededor del 2% del total de cánceres en adultos, pero presentan impacto significativo debido a su complejidad y las secuelas que pueden generar (informe SEOM).
Se estima que cada año en nuestro país se diagnostican alrededor de 1.300 casos de glioblastoma, el tumor cerebral primario más frecuente y agresivo del sistema nervioso central. Este tipo de tumor representa aproximadamente el 12-15% de todas las neoplasias intracraneales y el 50-60% de todos los tumores astrocitarios.
El glioblastoma tiene un pronóstico desfavorable (supervivencia media de 15 meses y una tasa de supervivencia a 5 años inferior al 10% con el tratamiento). Es considerado una enfermedad rara al mostrar una incidencia anual entre 3 y 4.5 casos por 100 000 personas. Los avances en los tratamientos, como nuevas técnicas quirúrgicas, de neuroimagen y radioterapia, han mejorado la supervivencia a cinco años, que ha aumentado del 24% al 35% en las últimas décadas.
Glioblastoma en España: Lo que debes saber
En España se diagnosticaron alrededor de 1.300 nuevos casos de glioblastoma en el año 2023, lo que representa casi el 2% de los cánceres cerebrales diagnosticados, con una mayor incidencia en hombres que en mujeres. Suele afectar con mayor frecuencia entre la 5ª y 6ª décadas de la vida.
El glioblastoma es una enfermedad grave y agresiva. Se trata del tumor cerebral primario más frecuente en adultos, con un pronóstico desafiante, ya que la mediana de supervivencia es de aproximadamente 15 meses a pesar de los tratamientos actuales.
Estos tumores se originan en el tejido glial del cerebro, concretamente en los astrocitos, que son células que sostienen y protegen las neuronas. Este tumor suele localizarse en los hemisferios cerebrales y puede diseminarse localmente, infiltrando tejidos cercanos.
Desconocemos su etiología, aunque se relaciona con factores genéticos y ambientales. La mayoría de los factores de riesgo no son evitables, y no existen medidas claras para su prevención.
Actualmente, no existen programas de diagnóstico precoz para el glioblastoma debido a la ausencia de síntomas iniciales claros y específicos.
El desarrollo del glioblastoma es rápido, y los síntomas pueden incluir dolores de cabeza persistentes, convulsiones, problemas neurológicos focales y cambios en el estado mental. Debido a su evolución rápida y síntomas poco específicos, el diagnóstico casi siempre se realiza en etapas avanzadas, lo que limita la efectividad del tratamiento.
El tratamiento del glioblastoma requiere un enfoque multidisciplinar que incluye cirugía para eliminar la mayor cantidad posible del tumor y tener el diagnostico específico del tipo de tumor, seguida de radioterapia y quimioterapia con Temozolomida (vía oral). En algunos casos después de la quimioterapia y radioterapia se añaden otro tipo de tratamientos como los Tumor Treating Fields (TTF). Se están investigando terapias dirigidas e inmunoterapia para mejorar los resultados dentro de estudios clínicos innovadores.
En resumen, el glioblastoma es un cáncer cerebral muy agresivo y de mal pronóstico, por lo que la investigación es fundamental para mejorar el diagnóstico temprano, desarrollar tratamientos más efectivos, aumentar la supervivencia y, en general, mejorar la calidad de vida de los pacientes.