Tratamiento del cáncer de próstata

Una vez que se ha confirmado el diagnóstico del cáncer de próstata y se han realizado las pruebas necesarias para conocer en qué fase está la enfermedad, se debe determinar cuál es el tratamiento del cáncer de próstata más adecuado para curarlo. 

El especialista te recomendará y explicará las posibilidades de tratamiento más indicadas en tu caso, para que una vez que hayas recibido la suficiente información puedas, junto con tu médico tomar una decisión.

El tratamiento del cáncer de próstata, como ocurre en la mayoría de los tumores, es un tratamiento multidisciplinar. Distintas especialidades trabajan juntas para combinar terapias y ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación.

Tratamiento del cáncer de próstata

¿Cómo actúa?

Las radiaciones ionizantes poseen la capacidad de destruir las células tumorales en la zona donde son aplicadas. La radioterapia constituye un tratamiento muy eficaz para esta enfermedad.

Es un tratamiento local cuyo objetivo es, al igual que la cirugía, conseguir la curación del cáncer. Generalmente, como tratamiento exclusivo está indicado en pacientes con tumores localizados en la próstata o que hayan sobrepasado la cápsula de la misma. Cuando el tumor está localmente avanzado (tumores que infiltran el recto o la vejiga) se consigue el control tumoral y la mejoría de la calidad de vida.

También se administra tras el tratamiento quirúrgico cuando el tumor ha alcanzado la cápsula de la próstata o las vesículas, los márgenes de la cirugía están afectos por tumor o no descienden lo suficiente los niveles de PSA.
Otra indicación de la radioterapia es el tratamiento de algunas metástasis óseas para aliviar el dolor e intentar prevenir complicaciones.

¿Cómo actúa?

Los tratamientos hormonales se utilizan, sobre todo, cuando la enfermedad está diseminada o bien como complemento de alguno de los tratamientos locales o en las recaídas que pueden presentarse tras dichos tratamientos.

La eficacia del tratamiento hormonal se basa en suprimir la testosterona de la sangre, y por tanto el efecto que ésta tiene sobre el cáncer de próstata, lo que ocurre en el 80% de los casos.

Tratamientos sistémicos

Hormonoterapia

 

Desde hace años se sabe que el cáncer de próstata es un tumor, en la mayoría de los casos, dependiente de las hormonas y, particularmente, de los andrógenos.

Estos son producidos en su mayor parte (90-95%) en los testículos en forma de testosterona y el resto (5-10%) en las glándulas suprarrenales, que se encuentran situadas encima de ambos riñones. Los andrógenos actúan sobre la próstata estimulando la proliferación de las células tumorales.

Duración del tratamiento

 La duración total del tratamiento de cáncer de próstata es variable dependiendo del grupo de riesgo, de la dosis a administrar, la técnica y a la pauta elegida. Con técnicas como Cyberknife es posible realizar tratamiento de 5 días en tumores de bajo riesgo. Los tumores de intermedio y alto riesgo el tratamiento puede durar 28 días con alta tecnología, mientras que con técnicas estándar el tratamiento es de 35 días. Las sesiones se llevan a cabo de lunes a viernes y duran unos minutos.

Si quieres saber más de la radioterapia: sigue informándote aquí 

¿Qué opciones existen en el cáncer de próstata tras un tratamiento local?

Recurrencia Bioquímica

Muchos hombres tratados con cirugía o radioterapia se curan. Sin embargo, algunos desarrollarán una recurrencia bioquímica (biochemical recurrence, BCR). Los principales signos de la BCR son el aumento de los niveles del PSA, sin metástasis en las exploraciones, y su definición exacta de la BCR depende del tratamiento inicial que un paciente haya recibido.

En el caso de los hombres sometidos a una prostatectomía radical, la BCR se define como un aumento del nivel del PSA que alcanza un valor de 0.2 ng/ml o más. La radioterapia puede ser una opción de tratamiento para ciertos pacientes con BCR después de la cirugía; esta opción de tratamiento se llama “radioterapia de rescate”. Se consideran varios factores al decidir quiénes pueden ser tratados con radioterapia de rescate, entre los que se incluyen la puntuación de Gleason, el estadio patológico, en cuánto tiempo se produjo la BCR, el valor del PSA después de la cirugía y los cambios en el PSA a lo largo del tiempo, también conocido como “tiempo de duplicación del PSA”. 

En los hombres que recibieron radioterapia como principal tratamiento definitivo localizado para el cáncer de próstata, la BCR se define como el nivel de testosterona normal (para los hombres que recibieron ADT) y un valor de PSA superior a 2.0 ng/ml más el menor valor de PSA alcanzado después del tratamiento con radioterapia (esto se denomina “PSA nadir”). Tratar la BCR después de la radioterapia es más difícil. Las opciones de tratamiento para esos hombres pueden incluir cirugía, llamada “prostatectomía radical de rescate,” o criocirugía, llamada “crioterapia de rescate” (vea “Terapias focales” más arriba). Se recomienda a los pacientes analizar las opciones de tratamientos con su equipo de atención médica.

Cáncer de próstata metastásico sensible a la castración 

Algunos pacientes pueden ser diagnosticados de un cáncer de próstata presentando metástasis desde el inicio, lo cual ocurre aproximadamente en un 10% de los casos en España. Además, puede ocurrir que un paciente inicialmente tratado con intención radical (con cirugía o radioterapia) posteriormente reaparezca la enfermedad con metástasis a distancia. 

Los principales objetivos del tratamiento del cáncer de próstata metastásico son aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

El tratamiento debe incluir una terapia de deprivación androgénica y combinarlo con una de las siguientes opciones: docetaxel, abiraterona en combinación con prednisona o con apalutamida. 

Cáncer de próstata metastásico resistente a la castración 

El cáncer de próstata que sigue evolucionando a pesar de mantener niveles bajos de testosterona (menos de 50 ng/ml) se denomina “resistente a la castración”. El cáncer de próstata resistente a la castración se define por un aumento del nivel del PSA, el empeoramiento de los síntomas y/o el crecimiento del tumor en las pruebas de imagen. 

Si el cáncer no se ha diseminado a otras partes del cuerpo, se denomina “cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración”. En esta fase de la enfermedad, se recomienda continuar bajo la terapia de deprivación androgénica y valorar añadir un tratamiento hormonal de nueva generación (apalutamida, enzalutamida o darolutamida). Se considera que los pacientes candidatos a estos tratamientos son aquellos cuyas cifras de PSA se elevan de forma consecutiva y que puede analizarse mediante el denominado PSADT.

Si el cáncer progresa con aparición de metástasis

El único fármaco que hasta 2011 tenía la indicación aprobada en pacientes con CPRC metastásico es el docetaxel, un agente de quimioterapia clásica que se administra de forma intravenosa cada 3 semanas. Hasta la fecha, los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata diseminado que progresan al tratamiento hormonal con castración son tratados con una combinación de taxotere junto con prednisona, demostrando un aumento en la supervivencia, aumento de las respuestas y una mejoría sintomática y de la calidad de vida.

Sin embargo, no se disponía de un tratamiento que pudiéramos considerar estándar para los pacientes que progresan durante o tras el tratamiento con docetaxel. Esta situación clínica cambió con la llegada de nuevos fármacos (cabazitaxel, abiraterona, radium-223 y enzalutamida) capaces de modificar la historia natural de esta enfermedad en este contexto clínico. 
Además, recientemente se está incorporado al arsenal terapéutico (tanto en USA como en Europa) nuevos fármacos como rucaparib y olaparib. Son medicamentos que se conocen como inhibidores PARP (poli(ADP)-ribosa polimerasa).

Las enzimas PARP normalmente están involucradas en un proceso que ayuda a reparar el ADN dañado del interior de las células. Los genes BRCA (BRCA1 y BRCA2) también están normalmente involucrados en otro proceso de reparación de ADN, y las mutaciones de estos genes pueden obstruir este proceso.

Al bloquear el proceso de PARP, estos medicamentos dificultan en gran medida que las células del tumor con un gen BRCA anormal reparen el ADN dañado, lo cual a menudo resulta en la muerte de estas células. Si no se sabe si usted tiene alguna mutación BRCA, su médico podría proceder con un análisis de su sangre o saliva y pruebas para su tumor de modo que se pueda saber si la tiene antes de comenzar el tratamiento con este tipo de medicamentos.

 * Si quieres saber más de la quimioterapia: sigue informándote aquí 

¿Cómo actúa?

A los fármacos utilizados en este tipo de tratamiento se les denomina fármacos antineoplásicos o quimioterápicos.

Estos fármacos llegan a prácticamente todos los tejidos del organismo y ahí es donde ejercen su acción tanto sobre las células malignas como sobre las sanas. Debido a la acción de los medicamentos sobre éstas últimas, pueden aparecer una serie de síntomas más o menos intensos y generalmente transitorios, denominados efectos secundarios.

El objetivo de este tratamiento no es eliminar todas las células cancerosas, pero puede disminuir el crecimiento del cáncer y reducir el dolor del cáncer de próstata precoz.

Se han testado numerosos fármacos en el tratamiento del cáncer de próstata. Actualmente las combinaciones con docetaxel constituyen el esquema de quimioterapia más utilizado. También se ha incorporado cabazitaxel como quimioterapia capaz de aumentar la supervivencia tras docetaxel. Otros fármacos activos son la mitoxantrona, el paclitaxel, la vinorelbina, etc.

Quimioterapia

La quimioterapia en el cáncer de próstata se emplea principalmente en aquellos casos en los que la enfermedad se ha diseminado y en especial cuando deja de responder al tratamiento de bloqueo hormonal o “castración química”.

Tradicionalmente el papel de la quimioterapia se reservaba a pacientes con cáncer de próstata con metástasis cuya enfermedad se hacía resistente al tratamiento hormonal. Los estudios publicados hace ya una década mostraron que la administración de docetaxel aumentaba la supervivencia (el cabazitaxel)  como agente de quimioterapia útil tras el fracaso de docetaxel.
 
Sin embargo, en los últimos años han ido apareciendo trabajos que evalúan la actividad de docetaxel desde el principio de la enfermedad. En este sentido, es destacable la publicación del estudio CHAARTED y la presentación en congresos internacionales del estudio STAMPEDE, que permiten el uso de este agente de quimioterapia en pacientes recién diagnosticados de cáncer de próstata metastásico hormonosensible.

¿Cómo se administra la radioterapia?

Existen dos modalidades de aplicación de la radioterapia:

  • Radioterapia externa: consiste en la administración de las radiaciones desde el exterior mediante unos equipos generadores de radiación (aceleradores lineales), que no contactan con el paciente y emiten y proyectan estas sobre la próstata. 
  • Braquiterapia: la radiación se administra mediante fuentes de material radiactivo colocadas en el interior de la próstata. Existen dos tipos de braquiterapia en la próstata: implantes permanentes y temporales.En este caso, al implantar material radioactivo, es preciso tener en cuenta una serie de precauciones que serán indicadas por los especialistas.

El tratamiento con radioterapia siempre es individualizado, es decir, cada enfermo tendrá su tratamiento específico y distinto al de otro paciente. 
Según la finalidad con que se emplee, la radioterapia puede ser curativa o paliativa para aliviar síntomas provocados por el cáncer de próstata tales como el dolor óseo.

En los últimos años los avances de la tecnología han permitido mejorar la eficacia de este tratamiento disminuyendo, notablemente, sus efectos secundarios. En la actualidad se recomienda la realización de tratamiento con radioterapia empleando técnicas altamente conformadas (IMRT) y con control de imagen diario en tiempo real que permite una gran precisión. Con estas técnicas es posible incrementar la dosis de radiación que recibe la próstata (con lo que aumenta la probabilidad de curación) minimizando la dosis que reciben los tejidos sanos de alrededor de la próstata (con lo que disminuye  la probabilidad de los efectos secundarios). 

Antes de empezar con el tratamiento propiamente dicho, es preciso realizar una planificación o simulación del mismo. Su finalidad es determinar una serie de parámetros que variarán dependiendo del tipo, de la localización y de la extensión del tumor, así como de las características anatómicas de cada enfermo.
Durante la simulación se imitan las condiciones en las que se realizará posteriormente el tratamiento y se determina la dosis, la postura más correcta y el volumen de la zona a tratar.


Habitualmente, para realizar el cálculo de la dosis que va a recibir tanto el tumor como los tejidos sanos de alrededor, es necesario realizar un TC o escáner, cuyas imágenes se introducen en el ordenador.
Aunque la simulación puede resultar larga y pesada, no incluye ningún procedimiento o maniobra que pueda resultarte dolorosa. Únicamente es necesario que permanezcas inmóvil y relajado el tiempo que dura la planificación, que aunque es variable de un enfermo a otro, oscila entorno a la media hora.

Una vez realizado el planteamiento del tratamiento, es necesario reproducirlo exactamente igual todos los días. Para ello, se realizan tatuajes o marcas en la piel del abdomen que ayudan al personal de radioterapia a situar con mayor precisión el área dónde se administrará el tratamiento. Así mismo, se emplea material de sujeción que facilita la colocación en la misma posición cada día. La realización diaria del control de imagen permite valorar no sólo la posición del enfermo, sino también la situación de la próstata en relación al recto y la vejiga, ya que puede variar de un día a otro.

Existe otro tipo de radioterapia, la protonterapia, que utiliza protones. Su utilización en el cáncer de próstata aún es objeto de estudio.

Radioterapia

La radioterapia es el empleo de radiaciones ionizantes para el tratamiento local o locorregional de determinados tumores que emplea rayos X con altas dosis de irradiación. 

Decisión del tratamiento

En el tratamiento del cáncer de próstata se sigue un protocolo, es decir un conjunto de normas y pautas (plan de tratamiento) que se establecen, basándose en la evidencia científica, para el tratamiento de dicho tumor.

Estos protocolos, que se emplean de forma generalizada en todos los hospitales, recogen las indicaciones o limitaciones de tratamiento en función de una serie de factores:

  • Estadio de la enfermedad. 
  • Agresividad de las células cancerosas (suma o "score" de Gleason).
  • Niveles de PSA en el momento del diagnóstico.
  • Edad y esperanza de vida estadística independientemente del cáncer de próstata.
  • Preferencias del paciente

Probablemente, el médico también tendrá en cuenta si además del cáncer de próstata, existen otras enfermedades importantes, que puedan dificultar la realización de algún tratamiento específico.

El tratamiento propuesto por el especialista no va a ser el mismo en todos los pacientes. ya que dependerá de la estadificación del cáncer y de la evaluación del riesgo. 

Se consideran 3 grupos de riesgo en la enfermedad localizada:

  • Bajo riesgo: T1-2ª, Gleason menor o igual a 6 y PSA por debajo de 10
  • Riesgo intermedio: T2b o Gleason 7 o PSA 10-20
  • Riesgo alto: T2c o superiores, Gleason 8-110 o PSA >20.

En resumen, se considera:

Cáncer de próstata localizado: El cáncer de próstata localizado puede ser de bajo riesgo, de riesgo intermedio o de alto riesgo, en función de los niveles de PSA, el grado de Gleason y el estadio. 

  • Los pacientes con enfermedad de bajo riesgo podrán recibir vigilancia activa, prostatectomía radical (extirpación quirúrgica de la glándula prostática) o radioterapia (bien externa o braquiterapia).
  • Los pacientes con enfermedad de riesgo intermedio podrán recibir vigilancia activa, prostatectomía radical o radioterapia con o sin terapia de deprivación de andrógenos antes del procedimiento (neoadyuvante) y/o de forma concurrente.
  • Los pacientes con enfermedad de alto riesgo podrán ser tratados con prostatectomía radical con linfadenectomía pélvica (extirpación de los ganglios linfáticos pélvicos) o radioterapia en la próstata y los ganglios linfáticos con terapia de deprivación de andrógenos neoadyuvante y concurrente y también con terapia de privación de andrógenos adyuvante.

Cáncer de próstata localmente avanzado

  • La enfermedad localmente avanzada generalmente se trata con prostatectomía radical más linfadenectomía pélvica o radioterapia con terapia de deprivación de andrógenos neoadyuvante y posiblemente también con terapia adyuvante de deprivación de andrógenos.

Cáncer de próstata metastásico

  • La enfermedad metastásica normalmente se tratará con terapia de privación de andrógenos, combinación con nuevas terapias hormonales (abiraterona, apalutamida) o con quimioterapia (docetaxel)
  • Si el cáncer continúa creciendo a pesar del tratamiento con terapia de deprivación de andrógenos (también conocido como cáncer de próstata resistente a la castración) entonces se podrá usar quimioterapia (docetaxel, cabazitaxel), tratamientos hormonales (como enzalutamida o abiraterona), agentes dirigidos sal hueso (radium-223) o nuevos fármacos inhibidores del PARP (en pacientes con alteraciones de genes reparadores).

¿Cómo es el postoperatorio? Efectos secundarios y recomendaciones

La prostatectomía radical, como ocurre en la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, no está exenta de complicaciones y de efectos adversos, los cuales pueden presentarse con mayor o menor frecuencia tras la práctica de la misma. Habitualmente, estos efectos secundarios no son graves, pero pueden alterar tu calidad de vida.


 Cuando te despiertes de la anestesia, es normal que sientas dolor en la zona de la intervención. Generalmente, el urólogo habrá dejado pautados fármacos que te aliviarán. Si el dolor no cede es importante que lo comentes con el personal de enfermería o con el médico cuando te visite unas horas después de la cirugía. El dolor, en este caso, no indica problemas de recuperación sino simplemente que hay una herida.

Esta requerirá una serie de cuidados que son similares a los de cualquier cicatriz producida por otra causa. Mientras no se hayan retirado los puntos, el cuidado y limpieza de la misma, correrá a cargo del personal sanitario del hospital mientras esté ingresado  o del centro de salud si precisa curas especiales. Una vez retirados, es aconsejable mantener una higiene similar a la del resto del cuerpo: lavado con agua y jabón.

Si necesitas más información sobre la cirugia, puedes visitar nuestra sección de tratamientos, en cirugía

Técnicas quirúrgicas para practicar una prostatectomía radical

Existen distintas técnicas y vías de abordaje para la realización de una prostatectomía radical, pero la intervención a realizar en términos generales es la misma.

  • Prostatectomía radical retropúbica: se llega a la próstata a través del abdomen, realizando una incisión desde el ombligo hasta el pubis. Tras la intervención quedará una cicatriz en dicha zona. 
  • Prostatectomía radical perineal: en este caso la extirpación de la próstata se hace mediante una incisión practicada en el periné (área existente entre el ano y la bolsa escrotal que alberga los testículos). Esta técnica se emplea con muy poca frecuencia.
  • Prostatectomía radical laparoscópica: consiste en practicar varias punciones en la cavidad abdominal que permiten colocar unos tubos (tócares) a través de los cuales el cirujano opera mirando las imágenes recogidas por una cámara en un monitor de televisión. Esta técnica permite extraer la próstata y vesículas seminales sin dejar herida quirúrgica. Sólo quedan unas pequeñas cicatrices correspondientes a las incisiones realizadas para situar los tócares. En los últimos años, además, se han incorporado técnicas robóticas para llevar a cabo este tipo de cirugía. (Cirugía laparoscópica asistida por robot).

Cuando el cirujano te recomiende alguna de estas técnicas, seguramente te explicará con profundidad los detalles de la misma. Este es un buen momento para que preguntes y expreses todas tus dudas. Disponer de la suficiente información evita la aparición de temores infundados.

Técnicas quirúrgicas

Se lleva a cabo mediante una intervención denominada prostatectomía radical. Se realiza como tratamiento definitivo y su objetivo es conseguir la curación del cáncer.

Generalmente, su indicación es, exclusivamente, para aquellos pacientes con enfermedad limitada a la glándula prostática.

Consiste en la extirpación de la glándula prostática por completo. Además, se extirpan también las vesículas seminales con las que se encuentra íntimamente relacionada, y en determinadas ocasiones, se hará una extirpación de los ganglios linfáticos regionales que sirven de drenaje a la próstata.

Una vez completada la extirpación, la vejiga de la orina y la uretra  quedan desconectadas, ya que también se extirpa la porción de uretra que atraviesa la próstata. A continuación, el cirujano procederá a unir estas estructuras mediante puntos de sutura, colocando además una sonda urinaria que deberá llevar durante unos días.

Tras la intervención, siempre y cuando todo discurra sin complicaciones, permanecerá hospitalizado durante unos días, generalmente una semana, al cabo de los cuales será dado de alta. Lo habitual es que se vaya a su casa con la sonda urinaria y los puntos de sutura de la herida quirúrgica.

Después de una prostatectomía radical desaparecerá la emisión de semen debido a que las estructuras extirpadas son las que lo producen, prácticamente, en su totalidad.

Pasos previos a la intervención

La cirugía a nivel de la próstata es una intervención quirúrgica mayor, por lo que es necesario un ingreso hospitalario durante un tiempo que puede variar de un enfermo a otro, pero por lo general suele oscilar entre una y dos semanas. Asimismo, es necesario una anestesia, que siempre será de tipo general.

Antes de la intervención, es preciso realizar un estudio denominado estudio preoperatorio que consiste, generalmente, en un análisis de sangre y de coagulación, un electrocardiograma y una radiografía de tórax. Los resultados de estas pruebas son valorados por el anestesista que determinará el riesgo del paciente en la anestesia.

Previamente a la cirugía, debes preguntar o recibir toda la información sobre la técnica quirúrgica mediante la cual vas a ser intervenido, qué riesgos y complicaciones conlleva ese tipo de intervención, qué secuelas pueden permanecer y qué recomendaciones son las adecuadas para minimizar dichas complicaciones.

En la actualidad, es habitual que tu médico te pida que leas y firmes un documento, llamado consentimiento informado, donde consta reflejada toda esta información. En él reconoces haber recibido y comprendido la información expuesta y aceptas dicho tratamiento. Es conveniente que estés seguro antes de firmar dicho documento y recibir el tratamiento.

Cirugía

El tratamiento del cáncer de próstata quirúrgico es la prostatectomía radical.

Tipos de tratamientos para el cáncer de próstata

El tratamiento del cáncer de próstata debe adaptarse lo más posible a las características individuales de cada paciente, que vienen dadas por el tumor, su grado y estadio, edad, expectativa de vida, situación clínica y preferencias del paciente.

También hay que tener en cuenta el grupo de riesgo al que pertenezca al paciente (combinando el PSA, Gleason/ISUP, estadio clínico, etc.) para la elección del tratamiento.

Existen tratamientos con fines curativos (como la cirugía y la radioterapia) y con fines paliativos (con el objetivo de aumentar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes, como la hormonoterapia).

¿Cuáles son los especialistas que tratan el cáncer de próstata?

La Urología, junto con la Oncología Médica y Oncología Radioterápica son las especialidades que intervienen en el tratamiento del cáncer de próstata.

Vigilancia activa

La vigilancia activa implica un seguimiento minucioso del cáncer, sin tratamiento inmediato. Tiene como objetivo evitar el tratamiento innecesario, que puede causar efectos secundarios desagradables, y es una opción para los hombres con cáncer de próstata localizado de riesgo bajo.

ASCO aprueba recomendaciones de CancerCare Ontario sobre la vigilancia activa, que recomienda la vigilancia activa para la mayoría de los pacientes con una puntuación de Gleason de 6 o menor con cáncer que no se ha diseminado más allá de la próstata.

A veces, la vigilancia activa puede ser una opción para los hombres con una puntuación de Gleason de 7
Durante la vigilancia activa, se revisan regularmente sus niveles de PSA en sangre y se suelen realizar biopsias de próstata o resonancias magnéticas. Si el cáncer comienza a crecer, su médico le recomendará un tratamiento curativo adecuado.

Espera vigilante

El cáncer de próstata es una enfermedad que frecuentemente aparece en edad avanzada o en pacientes con otras enfermedades graves intercurrentes por lo que se puede llegar a plantear, en algunas ocasiones, que la actitud más beneficiosa sea la de abstenerse de realizar ningún tratamiento activo.

En algunos casos la enfermedad progresará lentamente sin que produzca síntomas hasta que llegue a fases avanzadas, pudiendo tardar años en hacerlo. En otros casos el cáncer de próstata nunca provocará síntomas.
En el caso de la espera vigilante, las pruebas de PSA y las biopsias de rutina habitualmente no se realizan. Si un paciente tiene síntomas de cáncer de próstata, entonces es posible que se le recomiende algún tratamiento para aliviar esos síntomas. 

Es una opción para los hombres con enfermedad localizada de bajo riesgo y para los hombres con enfermedad localizada o localmente avanzada que no puedan recibir tratamientos curativos. El objetivo de la espera cautelosa es controlar el cáncer, en lugar de curarlo.

Tipos de tratamientos hormonales

La supresión de los andrógenos se va a conseguir mediante tratamiento farmacológico (medicamentos) o mediante tratamiento quirúrgico, extirpando los testículos (orquidectomía)  o su tejido productor de testosterona (orquidectomía, subalbugínea). 

  • Orquidectomía: Es una intervención sencilla que requiere anestesia y una breve hospitalización que, generalmente, no supera 24 horas. Los efectos hormonales derivados de la orquidectomía son inmediatos produciéndose un descenso eficaz sobre el cáncer de próstata en menos de 24 horas. Este tratamiento no es reversible y genera una deprivación de testosterona definitiva.  
  • Tratamiento farmacológico: Consiste en obtener la supresión de la testosterona mediante medicamentos (análogos o antagonistas LHRH) que actúan sobre la hipófisis consiguiendo que los testículos dejen de producir esta hormona.  Esto se logra mediante unas inyecciones que permiten que el efecto dure entre tres y seis meses, con la consiguiente comodidad, ya que sólo serán necesarias cuatro o dos inyecciones al año.  Para evitar la acción de los andrógenos procedentes de la glándula suprarrenal se utilizan los antiandrógenos. En ocasiones, se usan conjuntamente con los análogos de la LHRH conociéndose esta modalidad de tratamiento como bloqueo hormonal completo.  El tratamiento con medicamentos tiene la ventaja de ser reversible, de manera que si aparecen efectos secundarios, se puede suspender volviendo a una situación hormonal parecida a la existente antes del tratamiento. Los inconvenientes son que tiene que preocuparse de tomar la medicación con la periodicidad prescrita por el especialista, y que tardan unas semanas en alcanzar su eficacia.  

La terapia hormonal administrada sola no se recomienda como tratamiento principal para el cáncer de próstata localizado, pero se puede utilizar en combinación con radioterapia como tratamiento neoadyuvante y/o adyuvante para la enfermedad de riesgo intermedio o alto. La terapia neoadyuvante es un tratamiento que se administra antes del tratamiento principal, y la terapia adyuvante es un tratamiento que se administra después del tratamiento principal.

En pacientes con cáncer de próstata localizado de riesgo intermedio, se puede utilizar la terapia de deprivación de andrógenos neoadyuvante y concurrente durante 4-6 meses en combinación con la radioterapia externa.
En hombres con enfermedad localizada de alto riesgo, se recomienda la terapia de deprivación de andrógenos neoadyuvante y concurrente durante 4-6 meses en combinación con radioterapia externa, y la terapia adyuvante deprivación de andrógenos también puede administrarse durante 2-3 años después del tratamiento de radioterapia si el médico cree que existe un alto riesgo de muerte por cáncer.

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