Cuando te diagnostican un cáncer, existe un riesgo de tener una recaída (también llamada “recidiva”) que es la reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo de ausencia de la enfermedad. Sin embargo, debes saber que el conocimiento cada vez más exacto de la evolución del cáncer junto con las revisiones periódicas facilita el diagnóstico precoz de la recaída y su más rápido y eficaz tratamiento.
Es normal experimentar reacciones emocionales similares, e incluso más intensas, a las que aparecieron con el primer diagnóstico.
El miedo, la tristeza, la impotencia… serán emociones que aflorarán en este difícil momento. Pero tú puedes hacer mucho para manejar estas emociones y sentimientos que inevitablemente van a surgir. Una recaída supone una nueva complicación en el proceso de enfermedad y tratamiento, pero por difícil que te parezca puedes seguir teniendo las riendas de tu propia vida y de la enfermedad.
La información sobre la recaída, los tratamientos que recibirás y pautas sobre la mejor forma de afrontar este momento serán tus mejores aliados.
¿Qué se puede hacer en esta situación?
- Confía en tu médico y en el resto del equipo que te va a tratar. No te dejes llevar por la pasividad y colabora con ellos en el tratamiento.
- En primer lugar hay que desechar la idea de “no hay nada que hacer”, “ya no va a funcionar nada”… estos pensamientos puede que no se ajusten a la realidad y generan sentimientos de desolación. Existen muchas posibilidades de tratamiento y control de la enfermedad que reaparece. La investigación está avanzando mucho y cada día hay más tratamientos disponibles que están demostrando su eficacia.
- Es absolutamente prioritario que trates de cuidarte más que nunca (descansa, aliméntate de una forma sana y equilibrada, pasea…).
- Confía en ti mismo y en tus propios recursos para superar este momento. Trata de pensar de forma positiva y convertir este momento en un nuevo reto que tratarás de superar con éxito.
- Cuenta a los demás como te sientes. Es una forma de conocerte mejor, de sacar fuera todas tus emociones negativas y facilita que los demás puedan acercarse a ti y ayudarte.
- Ofrece a los demás la oportunidad de acompañarte.
- No tires la toalla. Hay muchas cosas que puedes hacer para controlar la enfermedad y disfrutar de una buena calidad de vida.
- Es importante liberar la tensión emocional. Resulta muy útil buscar momentos para expresar tu tristeza, enfado o rabia y dejar aflorar los sentimientos, llorar si es lo que necesita, gritar o cualquier actividad que te ayude a descargar las emociones. El uso de técnicas de relajación y masajes puede ayudar.
- Vive el día a día, tratando de disfrutar de cada momento y de tu familia, de los ratos con los amigos, de actividades de ocio como la lectura, el cine...
- Solicita a tu médico toda la información que necesites sobre este segundo proceso. No des por supuesto que todo lo que va a ocurrir será como la primera vez.
- Es posible que tengas que realizar ajustes en tu vida. Utiliza todas las estrategias que te resultaron útiles con anterioridad. Si crees que lo necesitas, busca ayuda profesional. Un psicólogo puede ayudarte a superar esta compleja situación.