Cómo se diagnostica el cáncer de ovario
Como se ha comentado, lamentablemente en la mayoría de las ocasiones el cáncer de ovario se diagnostica en estadios avanzados, por lo que la paciente acude a la consulta por presentar algún síntoma.
Ante la sospecha de cáncer de ovario, lo primero que se debe realizar a la paciente es una evaluación general consistente en:
- Una historia clínica completa y una exploración física minuciosa con exploración de la pelvis y exploración ginecológica realizada por un ginecólogo.
- Asimismo, se suele realizar una analítica de sangre y alguna prueba de imagen, inicialmente suele ser una ecografía ginecológica o abdominal y/o un TAC.

Exploración ginecológica
La exploración ginecológica de la paciente busca signos y síntomas que puedan orientar hacia la sospecha de la enfermedad, como un ovario agrandado o signos de líquido en el abdomen (ascitis).
El médico palpa el útero, la vagina, los ovarios, la vejiga y el recto para detectar cambios inusuales, si bien muchos tumores son muy pequeños antes de diseminarse y no se pueden sentir ni detectar con seguridad mediante un examen médico.
Ecografía ginecológica
La ecografía ginecológica permite identificar con bastante precisión los ovarios y detectar tumores ováricos, su afectación de estructuras vecinas, así como la presencia de líquido libre en la cavidad pélvica. Esta prueba es necesaria. El aparato utilizado se llama ecógrafo. Las dos modalidades usadas son:
- Ecografía abdominal y pélvica: la prueba se realiza colocando una sonda sobre el abdomen y pelvis, recoge los ultrasonidos generados por el ecógrafo. La técnica es indolora y dura entre 10 y 15 minutos.
- Ecografía transvaginal: en este caso la sonda se introduce por la vagina. Aunque la prueba es indolora puede ser un poco molesta para la paciente. Es una prueba con una precisión diagnóstica muy alta.
Análisis de sangre y orina
Aunque los análisis de sangre no son específicos para detectar el cáncer de ovario, sí permiten conocer el estado general de la paciente y detectar complicaciones asociadas al proceso tumoral.
Marcadores tumorales
Los marcadores tumorales para detectar cáncer de ovario son sustancias que aparecen en cantidades superiores a lo normal en los pacientes que padecen algunos tipos de cáncer.
En el cáncer de ovario el marcador más preciso es el antígeno CA 125, que se encuentra elevado en el 70-80% de los casos, sin embargo, en mujeres menores de 50 años con afecciones como endometriosis, enfermedad pélvica inflamatoria y fibromas uterinos, es posible que se observe un aumento en el nivel del CA-125.
Por ello, el uso de este análisis sirve únicamente para apoyar el diagnóstico del cáncer y su evolución a lo largo del tratamiento. También nos sirve para detectar recidivas.
Algunos cánceres de las células germinales pueden producir elevación de otros marcadores tumorales como la gonadotropina coriónica humana (HCG) y/o de la alfafetoproteína (AFP) y/o lactato deshidrogenasa (LDH).
Algunos tumores estromales de ovario causan un aumento en los niveles sanguíneos de una sustancia llamada inhibina y de hormonas, como el estrógeno y la testosterona.
Escáner o TAC (Tomografía Computerizada)
El escáner es un aparato de rayos X, que realiza radiografías del paciente desde varios ángulos.
Estas imágenes son combinadas y procesadas en un ordenador para dar lugar a radiografías en las que se visualizan de forma muy precisa todos los órganos.
La duración de la prueba es de unos minutos, en los que es necesario que el paciente permanezca inmóvil sobre la camilla del escáner. Es una prueba indolora. Tiene la ventaja de detectar alteraciones no visibles en la radiografía, y aportar información sobre la afectación de zonas vecinas.
El TAC nos proporciona abundante información sobre el tamaño y localización del tumor en la pelvis, la presencia de afectación de ganglios linfáticos regionales, la existencia de ascitis (líquido libre en la cavidad abdominal) y la presencia de metástasis viscerales en bazo o hígado (que suelen ser poco frecuentes en esta enfermedad).
Es una prueba de gran importancia a la hora de tomar decisiones en el tratamiento, sobre todo en el caso de la cirugía.
El TAC también puede detectar implantes peritoneales (implantes tumorales en la cavidad abdominal) que son muy frecuentes en el cáncer de ovario. No obstante, el TAC no suele detectar implantes de menos de 1-2 centímetros, por lo que con frecuencia en los estadios avanzados existe más enfermedad de la que detecta el TAC.
Tomografía por emisión de positrones (positron emission tomography, PET) o PET-TAC PET-CT.
Las células del cuerpo asimilan diferentes cantidades de azúcar, dependiendo de su metabolismo. Las células tumorales, son más propensas a absorber cantidades más grandes de azúcar que las células normales.
En el PET se emplea una sustancia azucarada radiactiva se inyecta en el cuerpo del paciente. En las zonas de más metabolismo se concentra más sustancia radiactiva. Un escáner detecta esta sustancia para generar imágenes del interior del cuerpo.
La imagen de una PET no es tan detallada como en una CT pero se fusiona con las imágenes de un TC y permite determinar si las áreas anómalas del TC son tumorales o no.
Otras pruebas para saber si se tiene cáncer de ovario
Biopsia
Solo con una biopsia es posible tener un diagnóstico definitivo, consiste en la extirpación de una cantidad pequeña de tejido para examinarlo a través de un microscopio.
En el cáncer de ovario esta muestra de tejido se suele obtener mediante Laparoscopia.
En la laparoscopia se emplea un tubo delgado que tiene una fuente de luz a través del cual se puede observar los ovarios y otros órganos de la pelvis y abdomen a través de una pequeña incisión en el abdomen.
Esta técnica permite confirmar la extensión del tumor y ayuda a planificar el tratamiento quirúrgico o de quimioterapia.
Paracentesis
Consiste en la extracción del líquido acumulado en el abdomen (ascitis) con el objetivo de obtener una muestra para su análisis o para vaciar la cavidad peritoneal y producir un alivio en el paciente (paracentesis evacuadora). La técnica consiste en puncionar con una aguja gruesa la pared abdominal hasta llegar al líquido. Se utiliza anestesia local en la zona de la punción. En el líquido obtenido se estudia la existencia de células tumorales y también el marcador tumoral CA-125.
Estadificación del cáncer de ovario
Los dos sistemas usados para la estadificación del cáncer de ovario, el sistema FIGO (International Federation of Gynecology and Obstetrics) y el sistema de clasificación del cáncer TNM del AJCC (American Joint Committee on Cancer) son básicamente los mismos. En la tabla mostramos la clasificación de la FIGO.
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Tabla: Estadificación quirúrgica del cáncer de ovario (Estadios de la FIGO) |
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I |
Tumor limitado a los ovarios |
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IA |
Tumor limitado a un ovario o trompa de Falopio, sin ascitis, sin implantes en la superficie del ovario y con la cápsula del ovario intacta. |
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IB |
Tumor limitado a ambos ovarios o trompas, sin ascitis, sin implantes en la superficie del ovario y con la cápsula del ovario intacta. |
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IC |
Tumor limitado a uno o ambos ovarios o trompas, con alguno de los siguientes: IC1: Diseminación quirúrgica. |
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II |
El tumor afecta a uno o ambos ovarios con extensión a órganos o estructuras de la pelvis cáncer primario peritoneal |
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IIA |
Extensión al útero o a las trompas de Falopio. |
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IIB |
Extensión a otros tejidos pélvicos. |
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III |
Tumor en uno o ambos ovarios o trompas, con implantes fuera de la pelvis y/o en los ganglios linfáticos retroperitoneales pélvicos o para-aórticos |
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IIIA1
IIIA2 |
Tumor con afectación solo de ganglios retroperitoneales (confirmados histológicamente). Tumor con implantes microscópicos fuera de la pelvis (en la cavidad abdominal), con o sin afectación ganglionar retroperitoneal. |
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IIIB |
Tumor macroscópico con implantes de 2cm o menos fuera de la pelvis (en la cavidad abdominal), con o sin ganglios retroperitoneales afectados. |
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IIIC |
Tumor macroscópico con implantes de 2cm o más, fuera de la pelvis (en la cavidad abdominal), con o sin ganglios retroperitoneales afectados. Incluye extensión a la cápsula hepática o bazo. |
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IV |
Presencia de metástasis a distancia. Incluye derrame pleural, parénquima hepático o de bazo, ganglios inguinales o extraabdominales, invasión transmural de intestino. |
Este contenido ha sido revisado en septiembre de 2025 por la Ana Santaballa Bertrán, jefa de la sección de Cáncer de Mama y Tumores ginecológicos del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia.