Tratamientos para el cáncer de vulva

Cirugía

La cirugía es el primer tratamiento indicado en el cáncer de vulva y es curativa en la mayoría de las pacientes con estadios iniciales

Lo esencial es la extirpación completa de la lesión con un margen de seguridad mínimo de 10 mm en superficie sin tensar la piel de alrededor del tumor y llegando en profundidad hasta la fascia muscular o hasta el periostio del pubis. En ocasiones puede ser necesario extirpar el meato uretral (orifico de entrada de la uretra) o extirpar un sector del esfínter anal externo, lo que necesitará una reconstrucción.

La vulvectomía radical (extirpación completa de la vulva) puede ser necesaria si hay múltiples lesiones.

Cuando el tumor es más avanzado puede ser necesario extirpar los ganglios cercanos a la vulva.

La técnica de la biopsia del ganglio centinela ha supuesto un gran avance en el tratamiento del cáncer de vulva. Se basa en la idea de que, si el primer ganglio de drenaje de la lesión es negativo, el resto de ganglios también lo serán y no será necesaria su extirpación evitando las complicaciones derivadas de la linfadenectomía.

¿En qué consiste la técnica de ganglio centinela?

Inicialmente se inyecta una sustancia especial, que puede ser un color o un material radiactivo, en la zona del cáncer en la vulva. Esto ayuda a marcar el camino que seguirán los ganglios linfáticos. Después de la inyección, el ginecólogo usa una cámara especial o un equipo de detección para localizar el ganglio que ha sido marcado por la sustancia. Ese es el ganglio centinela. Posteriormente se realiza una pequeña operación para extraer ese ganglio centinela y enviarlo al laboratorio para que lo examinen con un microscopio. Si el ganglio está libre de células cancerosas, generalmente no será necesario quitar más ganglios linfáticos. Pero si se

detectan células cancerosas, puede ser necesario quitar más ganglios para asegurarse de que el cáncer no se haya diseminado más


Cuando la enfermedad afecta al ano, recto, tabique recto-vaginal, uretra o vagina, para obtener unos márgenes adecuados puede ser necesaria realizar una exenteración pélvica, con vulvectomía radical (extirpar toda la vulva) y linfadenectomía de los ganglios inguinales de ambos lados.

La exenteración pélvica

Es un tipo de cirugía más amplia y se emplea para tratar el cáncer de vulva. Se extirpa el útero, vagina, ganglios pélvicos, colon inferior, el recto y/o la vejiga, si el cáncer se ha diseminado a estos órganos Se hacen aberturas artificiales (estomas) para que se pueda expulsar fuera del cuerpo la orina y la materia fecal hacia una bolsa de drenaje. También es posible usar un segmento corto de intestino para que funcione como una vejiga nueva que se puede conectar a la pared abdominal para drenar periódicamente la orina a través de un catéter. Si se extirpa la vagina, se puede crear quirúrgicamente una nueva vagina con la piel, el tejido intestinal o por medio de injertos de músculo y piel (miocutáneos).

Radioterapia

La radioterapia usa rayos X de alta energía para matar las células cancerosas. Con frecuencia se añade tras la cirugía para disminuir las posibilidades de que la enfermedad pueda reaparecer en la zona de la intervención y, en casos más avanzados se emplea como tratamiento radical en combinación con quimioterapia (radioquimioterapia).

Con la radioterapia es posible tratar toda la enfermedad que está en la pelvis, incluyendo el tumor primario y los ganglios linfáticos, en el curso del mismo tratamiento. Además, la radioterapia puede administrarse como un tratamiento paliativo con la intención de aliviar el dolor o los síntomas y mejorar la calidad de vida de la paciente, en caso de enfermedad más avanzada. La radioterapia para el cáncer de vulva puede proceder de una fuente externa (conocida como

radiación externa y se administra con un acelerador lineal o LINAC) o de una fuente interna (conocida como braquiterapia).

Radioterapia externa:

La radioterapia externa es un tratamiento que en cáncer de vulva se administra de forma ambulatoria durante 5 días a la semana por un total de 5 semanas aproximadamente. La administración del tratamiento de radioterapia dura unos pocos minutos, y no es doloroso. En la actualidad existen técnicas de tratamiento con radioterapia externa muy sofisticadas que permiten administrar altas dosis de radiación sobre la zona de tratamiento minimizando la dosis de radiación sobre los órganos sanos que rodean el tumor. Dichas técnicas son la IMRT (radioterapia de intensidad modulada) y VMAT (Arcoterapia volumétrica), generalmente estas técnicas son guiadas por imagen (IGRT) que permiten incrementar la precisión del tratamiento y reducir los efectos secundarios de la radiación sobre órganos sanos próximos como el recto y la vejiga.

Braquiterapia:

La braquiterapia (también llamada radioterapia interna) permite incrementar la dosis de radiación en el tumor evitando dosis elevadas de radiación en los órganos sanos de alrededor (vagina, recto y vejiga). La fuente de radiación se coloca próxima al tumor mediante catéteres plásticos, o en lesiones más profundas se utilizan agujas rígidas, sonda vaginal o una combinación de ambas.

Efectos secundarios de la radioterapia

Epitelitis o alteraciones en la piel:

con las técnicas modernas de radiación como la IMRT o VMAT los cambios en la piel como el eritema (enrojecimiento) o la descamación son muy poco frecuentes.

Cistitis:

los síntomas de la cistitis o irritación de la vejiga suelen ser deseos frecuentes y urgencia al orinar, que generalmente se acompaña de molestias. Muy rara vez puede aparecer hematuria (sangre en la orina). Al igual que las alteraciones en la piel, las técnicas modernas de radioterapia permiten reducir las dosis que reciben los órganos sanos de alrededor del tumor, por lo que cada vez son menos frecuentes

Molestias vaginales:

la radioterapia puede causar inflamación en la mucosa de la vagina, lo que puede causar molestias y mayor sensibilidad.

En general, todos estos efectos secundarios desaparecen unas semanas después de finalizar el tratamiento. Los efectos secundarios más frecuentes a largo plazo de la radioterapia para el cáncer de vulva suelen ser la sequedad vaginal y la estenosis vaginal (estrechez). Semanas o meses después de finalizar la radioterapia se produce un tejido cicatricial y fibroso en las paredes de la vagina por lo que pierden elasticidad y se produce dolor durante las relaciones sexuales.

Durante el tratamiento, tanto enfermería como el oncólogo radioterápico harán seguimiento de los efectos secundarios que puedan aparecer. Es importante que el paciente pregunte todas las dudas acerca de cómo prevenirlos o mejorar los síntomas que provocan.

La sequedad vaginal mejora empleando estrógenos localmente en forma de geles o cremas. Se introducen vaginalmente y las hormonas son absorbidas en la mucosa vaginal. Para evitar el estrechamiento de la vagina se recomienda que después del tratamiento con radioterapia externa y/o con braquiterapia se empleen dilatadores vaginales varias veces a la semana, siguiendo las recomendaciones de su médico.

Quimioterapia

La quimioterapia tópica para el cáncer de vulva se aplica sobre la piel en forma de crema o loción. La manera en que se administra la quimioterapia depende del tipo y el estadio del cáncer que se esté tratando.

En estadios más avanzados puede utilizarse la quimioterapia por vía intravenosa (IV).

En ocasiones se utiliza la administración concomitante (a la vez) de esquemas que incluyen el agente quimioterapéutico cisplatino con radioterapia.

La quimioterapia se utiliza como tratamiento paliativo en la enfermedad diseminada

Efectos secundarios de la quimioterapia

Muchos efectos secundarios provocados por la quimioterapia para el cáncer de vulva son a corto plazo y desaparecen pocas semanas después de finalizar el tratamiento como cansancio, náuseas, diarrea, úlceras en la boca y caída de cabello.

Es frecuente que la quimioterapia provoque daño en la médula ósea, encargada de producir y general las células de la sangre por lo que puede reducirse los niveles de leucocitos (aumenta la probabilidad de infecciones), de hematíes (aparece anemia) o plaquetas (mayor riesgo de sangrado).

Otros efectos secundarios que puede provocar la quimioterapia para el cáncer de vulva son:

Neuropatía periférica:

el daño de los nervios periféricos puede provocar adormecimiento de pies y manos, dolor, hormigueos y mayor sensibilidad al frío o al calor. En general estos síntomas desaparecen en semanas o meses.

Toxicidad renal o nefrotoxicidad:

suele ser asintomática, aunque se observan alteraciones de la urea y creatinina en el análisis de sangre. El causante de este daño es el cisplatino y en general es reversible cuando se suspende el tratamiento o se cambia por otro fármaco.

Tanto enfermería como el equipo médico conocen los posibles efectos secundarios de la quimioterapia para el cáncer de vulva, por lo suelen administrarse medicamentos para prevenirlos o tratarlos, de tal forma que la

calidad de vida del paciente no empeore durante el tratamiento.

 

Este contenido ha sido revisado en noviembre de 2025 por la Ana Santaballa Bertrán, jefa de la sección de Cáncer de Mama y Tumores ginecológicos del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia.